IMAGEN ES PERCEPCIÓN

La imagen y el futuro de la clase política

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¿Qué sabor de boca le quedó después de las elecciones? Luego de haber leído las columnas de opinión, escuchado los comentarios de varios politólogos y recopilar el clamor popular de las redes sociales sobre el proceso electoral, a mí me quedó algo muy claro, el sentimiento generalizado es el hartazgo de la clase política.

De hecho, la frase que definió el proceso fue: “votemos por el menos malo”. Es decir, ya se borró la percepción de la identidad que la ciudadanía solía tener de cada partido. Porque al final todos son iguales. Los que se desilusionaron de la derecha querían ahora a la izquierda, y viceversa. La decepción y el rechazo van en aumento cuando las promesas de las campañas electorales desaparecen, cuando “el sujeto” que toma posesión, venga de donde venga, nos falla.

Para los políticos actuales, los procesos electorales ya no son una cuestión de convicciones ideológicas, sino un juego de codicias políticas para alcanzar el poder. El factor más evidente del caso guatemalteco no solo ha sido ver el gobierno como un botín, sino la desfachatez de los gobernantes para lucir exuberantemente los bienes mal habidos, producto de una gestión estéril, sumado a los abusos y tráfico de influencias a todos los niveles y poderes.

Las encuestas a nivel global sitúan a los políticos como el grupo con más baja credibilidad, incluso se considera que la mentira es una de las características típicas de su naturaleza. Pero, no obstante este descrédito, este proceso político continúa siendo uno de los canales institucionales de la democracia.

Ante todo este escenario, el electorado, después de analizar la identidad de los candidatos y la terrible oferta política, prefiere abstenerse de votar, al darse cuenta de que todos son iguales. De hecho, a los electores les está empezando a importar, literalmente, un pepino quién los gobierne, porque la conclusión es que sea quien sea que llegue, las cosas irán de mal en peor. Y luego del alto abstencionismo que se observó quedó muy claro que la única motivación para ir a las urnas fue el contravoto o voto de castigo.

¿Pero será que todavía queda alguna esperanza de cambiar el imaginario colectivo de los votantes y crear una genuina convicción política? Tal vez, pero no es una tarea fácil, ya que depende de ese cuestionado gremio. Y entonces estamos ante un grave problema de imagen política. En estas elecciones quedó claro que en Guatemala ya se están borrando las identidades de centro, derecha o izquierda. Y esto abre la puerta a personajes emergentes, cuyo mayor atractivo será nunca haber incursionado en política.

' Según expertos, “la democracia parece estar en proceso de retirada, sofocada por sus propias virtudes”.

Brenda Sanchinelli

A la gente ya le da igual quien gane, porque ahora los candidatos se presentan como un híbrido ideológico, que bailan al son que les convenga con tal de triunfar en las urnas. Y en la población solo hay un sentimiento de animadversión a todo lo que huela a política y funcionarios públicos. La buena noticia es que este fenómeno está pasando en casi todo el mundo. Pero, como dicen, mal de muchos, consuelo de tontos. Al final esto no nos resuelve nada.

Es allí donde debemos hacer una reflexión, porque el futuro de la clase política está comprometido. Basarse en el pasado o predecir el futuro resulta más sencillo que interpretar el propio presente con claridad. La única posibilidad de sobrevivir en política sería que quien ostenta el poder lograra conectarse genuinamente con la sociedad. Pero hasta hoy no lo ha logrado nadie.

Los más connotados expertos en política a nivel mundial se preguntan si la política será capaz de sobrevivir tal como se le conoce, debido a que, como ellos dicen: “la democracia parece estar en proceso de retirada, sofocada por sus propias virtudes.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.