SI ME PERMITE

La madre es una realidad para toda la vida

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“Los hombres son lo que sus madres hicieron de ellos”. Ralph Waldo Emerson

Indudablemente, en nuestra sociedad, cuando como individuos nos dejamos llevar por modalidades de superficialidad, podemos incluso honrar o reconocer a nuestras madres una vez al año, considerando que ese es el día que se les reconoce. Por ello podemos, sin la mayor dificultad, llevarlas a comer o a comprar algo que a ellas les gusta, y muy fácilmente estaremos en las aglomeraciones que el resto de la gente está haciendo. O bien hacer lo que pocos hacen, honrarlas cada día, y ese día, si se puede, se hace algo extra.

' La madre no se escoge, se acepta y valora a pesar de sus imperfecciones el resto de la vida.

Samuel Berberián

Cuando evaluamos a la madre en el papel que le toca desempeñar, es mucho más que en lo que se le ocupa o involucra, es más la relación que cultivamos para convivir y disfrutar de ellas. En el mismo modo, para las madres el papel de la maternidad no es simplemente el hecho de la procreación o bien el cuidado rutinario que tienen con sus hijos, es el hecho de lo que ellas sienten, sueñan e invierten en sus hijos, porque simplemente saben que es algo que no puede ser delegado, y el hacerlo es mucho más un privilegio que un deber.

Cuando en nuestro medio escuchamos los elogios que se expresan de una madre, habría que analizarlos fríamente e interpretar qué verdades y vivencias encierran las palabras que se expresan, porque sin lugar a duda fácilmente se puede comprar una tarjeta con un bello poema para la madre, pero de ninguna manera puede expresar la realidad que se vive.

En algunas de esas tarjetas, muchos podemos redactar algo que para otros no pudiera tener algún sentido, pero cuando la madre lo lee, comprende cada idea que allí se puso porque conoce a sus hijos y la forma de pensar de ellos. Y muy posiblemente, en un gesto silencioso, lleve la tarjeta a su pecho como señal de satisfacción.

Es curioso observar cómo cada cultura, cuando se trata de honrar o agasajar a la madre, es diferente, posiblemente para algún extraño sería necesario dar algunas explicaciones de lo que se ha hecho o dicho, pero en ningún momento lleva a la totalidad de la comprensión.

Esto nos dice que no podemos copiar costumbres que otros tienen para honrar a nuestra madre. Debemos ser hijos originales y conscientes de cómo se deben hacer las cosas, para que lo mucho o poco que se haga tenga un mensaje comprensivo.

Es sorprendente que muchas cosas que hacemos en esta vida podemos delegarlas a otros para que se realicen o bien, en un extremo, se renuncia y se deja de hacer o de relacionarse con alguien. En el caso de la relación de madre e hijos y viceversa esto no es posible en ningún momento, porque mientras las dos partes están en vida, la relación está presente, y si bien por la edad que se tiene puede tener variedades, nunca se cancela o bien ignora.

Por ello, aunque se nos ofrezca ayuda, debemos negarnos, porque es nuestro deber primordial.

Que estos días en que la mayoría de nuestros congéneres están afanados y preocupados en cosas materiales, seamos la excepción y recuperemos los valores y sentimientos que nuestros antepasados nos enseñaron con el ejemplo, y podamos hacer un alto y mejorar nuestras relaciones interpersonales entre madre e hijos, para que de este modo podamos dejar un legado positivo a los que vienen después de nosotros.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.