SI ME PERMITE

La mejor ayuda se valora por lo que nos suple

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“En los negocios y aun en simples necesidades, nadie progresa sin la ayuda de los demás”. Dale Carnegie

En el transcurso de la vida se debe aceptar y recordar las ayudas que se reciben porque por ellas se pudo llegar a donde se está. Claro está que la peor actitud que se puede tener es la de la autosuficiencia, la cual es fuera de toda realidad. Y el famoso dicho de que una mano lava la otra y las dos lavan la cara es una vivencia de cada día de la cual todos nos beneficiamos.

' Debemos siempre asegurarnos de que la ayuda que estamos ofreciendo está llenando una necesidad real

Samuel Berberián

Sin lugar a duda, cuando vemos las diferentes necesidades de los que nos rodean podemos pensar en qué manera podemos ayudarlos y muchas veces es lo mínimo que podemos hacer en unas palabras de ánimo o bien hacernos a un lado y no estorbar porque será la mejor ayuda. Entre estos dos extremos la creatividad individual es la que nos asiste y la disposición de dejar de hacer lo nuestro para extendernos al prójimo.

Cuando se quiere definir y explicar la ayuda, debemos reconocer que quien mejor la puede definir no es el que la está entregando, sino el que la está recibiendo, porque sabe con toda claridad cómo cambia el curso de la vida por la ayuda que ha recibido. Pero la realidad es que detectar dónde hace falta una ayuda es un proceso de madurez, donde primero hay que saber detectarlo y luego elaborar el proceso del cómo se hace llegar esa ayuda.

Posiblemente quien ayuda no lo entiende, pero los que observan el proceso de la ayuda no pueden negar que es reflejo de una virtud, por el simple hecho de que dejando de hacer lo de uno se ocupa con la necesidad del prójimo. Claro está que será una virtud si la ayuda se está haciendo llegar antes de que se pida, y se hace porque uno percibe la necesidad y es movido en una conducta misericordiosa, traduciéndola en ayuda.

El primordial cuidado que se debe tener cuando nos involucramos en ayudar a alguien es no crear dependencia, lo cual afecta de alguna manera, sea el hecho de una continuidad o bien con el criterio de una deuda adquirida, sino saber comunicar una solidaridad para que la persona que está en necesidad no se sienta sola, sino que sepa que hay otros a su alrededor que quieren darle un acompañamiento. Uno nunca sabe si en un futuro la cosa no será de una manera inversa, que uno está necesitando y otros en su corazón solidario se extiendan a apoyarlo.

La vida que todos vivimos está estructurada con etapas de transición, las cuales pueden ser de una manera planificada o imprevista, pero que en muchas oportunidades pasamos por ellas con una modalidad de las más naturales, pero en algunos casos se nos pintan para algunos como callejones sin salida y una mano amiga o un corazón generoso en nuestro camino es quien nos abre un nuevo panorama para seguir adelante fortalecidos y comprendidos, lo cual no podemos ignorar y mucho menos olvidar con el tiempo. Este gesto es como un mojón en la carretera de la vida que se recuerda y se valora.

La gran interrogante de la vida es, considerando la sociedad en la que vivimos, cuán cuidadosos somos para mantener la sensibilidad necesaria para no aislarnos tanto que solo vivamos pensando en lo nuestro y nada más, o estoy consciente de que no estoy viviendo solo en mi realidad o aceptar que soy parte de un gran conglomerado de seres humanos en el que debo saber ubicar en dónde la vida me ha puesto para funcionar correctamente.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.