SI ME PERMITE
La mujer debe ganar su espacio en la sociedad
“Las mujeres, como los sueños, no son nunca totalmente como tú los quisieras”. Pirandello
En nuestra sociedad moderna, la mujer ha sido usada para todo tipo de actividades, pero como un producto para poder tener un beneficio por encima del cuidado de si esto habría de dignificarla o no, pero cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de evaluar si esto es lo correcto, y si no, ponerle un alto.
Si nos remontamos a los orígenes, por encima de cualquier confesión el relato de la creación nos registra que la mujer fue creada como una ayuda idónea porque no era bueno que el hombre estuviera solo. Este concepto de idoneidad es mucho más que gustos, agrados y conveniencias, es cuestión de una relación en su máxima dimensión; por ello hay que aprender a convivir.
Cuando pensamos en la mujer tenemos presente la multidiversidad de papeles que ella juega en la vida desde sus primeros años, alegrando a sus padres al tenerla en sus brazos, hasta los últimos años de su vida, en su fragilidad, compartiendo cariño de abuela y sabiendo lo que hay que hacer para cada cosa que se presenta. Esta es una riqueza que debemos tener presente y honrar a la mujer que está en nuestro derredor.
En el papel de fragilidad que proyecta no debemos olvidar que en los diferentes papeles que desempeña en la vida ella es la figura de mayor resistencia en los momentos de mayor dolor que el ser humano esté viviendo por su comprensión, hasta los momentos de mayor gozo, cuando ella sabe cómo hacer las cosas para que se pueda disfrutar.
Es imposible negar que a lo largo de la historia, como en estos días que vivimos, la mujer tiene una habilidad única en abrirse camino y lograr sus metas, como también lo hace para los suyos desde lo más elemental, cuando los provee de comer hasta cuando intercede y dialoga con otros para que los suyos puedan lograr alcanzar lo que en un momento han soñado, y cuando se logra nunca está para reclamar el derecho por lo que se ha podido hacer.
Los mortales de hoy deberíamos observar a aquellas mujeres que hacen la diferencia y se esfuerzan para alcanzar lo imposible, y por lo mismo darles el espacio que dignamente se han ganado, reconocer cuando ellas saben desempeñar lo que se le pide.
Cuando se le da el espacio a una mujer, no es simplemente permitirle el desempeño, sino es mucho más, es el empoderamiento de ir formando una nueva generación con cambios que trascienden el tiempo y el espacio.
Nuestra historia registra muchas mujeres que, dejando la rutina de la vida que tenían, abrazaron retos que no simplemente les beneficiaron a ellas, sino a muchos de los que estaban en su derredor, marcando nuevas etapas que hasta hoy son evidentes y de valor para ser imitadas y reconocidas.
' Los que pelean un espacio es porque no lo saben ganar por lo que son y por lo que pueden aportar.
Samuel Berberián
Cada mujer tiene retos por delante y nosotros debemos darle el espacio necesario para que ellas puedan desempeñarse para bien de ellas mismas y también para los suyos. Claro está, no podemos desconocer los marcos culturales y sociales que tenemos, pero ellos no deben ser una limitante, sino parámetros para que dentro de ellos se tengan logros con sus propios matices y bellezas.
Que Dios nos ayude para poder ocupar el lugar que a cada uno nos corresponde, y así también permitir a los demás tener el espacio que a ellos les corresponde para hacer lo propio y vivir armónicamente.