META HUMANOS

La nueva movilidad es una corresponsabilidad

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Como sociedad tendemos a tener un sentimiento paternalista que nos hace dependientes de las autoridades de turno para dar respuesta a los problemas colectivos. Creemos que las soluciones a los retos más sentidos de la ciudad, como la movilidad, el tráfico y las implícitas consecuencias negativas que esto acarrea deben venir dadas por los gobernantes. Con frecuencia se nos olvida que esas condiciones también son generadas en gran parte por nosotros mismos.

En ese sentido existe una falta de conciencia individual del rol que desempeñamos en el espacio público. Todos, como seres humanos, jugamos un rol en distintos escenarios y con distintos actores, pero ¿cómo lo hacemos? Por ejemplo: ¿Hacemos un buen rol como hermanos, como hijos, como padres, como amigos? Eso, podríamos decir, depende en gran parte de nuestra actitud, comportamiento y valores.

Con esa misma claridad debemos estar conscientes de que también tenemos un rol como ciudadanos en el espacio público y preguntarnos ¿cómo es nuestro actuar en el espacio que compartimos? ¿Cómo interactuamos con las demás personas? ¿Elegimos ser parte del problema o de la solución?

Debemos estar conscientes de que el modelo de movilidad actual y el tráfico que genera lo hacemos todos nosotros. Todos aquellos que desafortunadamente elegimos como única opción de transporte el vehículo motorizado particular y que hacemos uso de él a diario.

Teniendo clara esa corresponsabilidad estaremos más conscientes para responder a una pregunta fundamental: ¿Qué hacemos desde nuestra individualidad para contribuir a una nueva movilidad y reducir el problema del tráfico?

' Asumamos el rol de ciudadanos, a través de pequeñas acciones que darán impactos positivos para todos.

Juan Carlos Rodríguez

Nos cruzamos a diario, por ejemplo, con carros (personas) que, de forma inconsecuente tapan intersecciones entre calles y avenidas donde hay semáforos; que atienden de manera compulsiva textos o llamadas desde el teléfono móvil, conduciendo de manera lenta y obstruyendo el paso de las personas que vienen atrás; que van a toda velocidad sin respetar motos o bicicletas, y viceversa, motos y bicicletas que por falta de espacios adecuados para transitar van a mitad de los carriles, generando una línea más extensa de tráfico.

Debemos saber que el tráfico somos nosotros. Por lo tanto, la responsabilidad de convertir este problema en una oportunidad para replantear nuestro modelo de movilidad también es nuestra. Esto no significa que con cambiar nuestros hábitos vamos a resolver el problema en su totalidad, pero sí que estaríamos colaborando desde nuestra individualidad a transformarlo.

Ahora bien, nuestros cambios individuales deben ir acompañados por un cambio de visión de las autoridades, que se empeñan en generar las condiciones de infraestructura para que la ciudad tenga muchas facilidades para moverse en vehículo motorizado particular y pocas o casi ninguna para utilizar transporte alternativo colectivo o ciclovías seguras.

No es viable ni sostenible seguir invirtiendo gigantescas sumas de dinero en pasos a desnivel que, claramente, no son una solución de largo plazo para nuestra ciudad y que únicamente representan un incentivo para el incremento de los vehículos motorizados. Dicho de otra forma, no podemos hacer más de lo mismo y esperar resultados diferentes. En vez de perpetuar “soluciones” que nos condenan al círculo vicioso del tráfico agobiante, debemos abrirnos a repensar un modelo de movilidad multimodal.

Finalmente, los invito a todos, en especial a los jóvenes, a que asumamos nuestro rol de ciudadanos, a través de pequeñas acciones que, en suma, generarán impactos positivos para todos. ¿Se animan a probar ser parte de la solución?

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