REGISTRO AKÁSICO
La prédica del anticristo
El cristianismo ha sostenido la separación de la política y la fe. Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, mandato de Jesús, referido tanto por San Mateo y San Lucas, impregnaron la organización de los sucesivos imperios, reinos, feudos y repúblicas. En cambio, en otras civilizaciones hay relaciones orgánicas entre gobierno y religión. Al poder mundano y a la autoridad trascendente, por diferentes razones, entre los occidentales y ortodoxos, se les considera esferas diferentes. Al unificar estos ámbitos, se provoca una guerra civil insidiosa, generadora de grandes males.
' Al fin de las guerras religiosas, hace 373 años, se proscribió la religión en la vida política.
Antonio Mosquera Aguilar
Basta con la herencia histórica cultural, no hay necesidad de más intromisión de credos en la vida cívica. Oprobio para los predicadores políticos. Ya tenemos suficientes referencias cuando agradecemos, o nos despedimos con un adiós, o lanzamos la interjección, ojalá; para estar adicionando el dicho de bendiciones o similares. Pero, en fin, salvo cuando un hipócrita menciona a Dios para ocultar una agresión, daño o abuso, se deja pasar semejante paparrucha, porque ansiamos vivir en paz.
Es indigno, cuando un líder político expresa órdenes con citas bíblicas. La nueva presidenta del legislativo, Shirley Joanna Rivera Zaldaña, se convirtió en falsa profeta, al recitar la epístola de San Pablo a los Romanos, para reclamar sumisión a la autoridad. Tal carta fue escrita, en el año 56, cuando Nerón era emperador. San Pablo buscaba recomendar a las comunidades cristianas no mostrar signos de insubordinación, pues los paganos preparaban una represión totalmente previsible. De nada sirvió. Recuérdese la ejecución de San Pedro en el 60. Además, después del incendio de Roma, en el año 64, en el ingreso a la ciudad, se expuso a cientos de cristianos empalados. Unos años antes, el mismo San Pablo había sido decapitado. Para los cristianos ilustrados, la autoridad de Nerón o Hitler, carece de cualquier origen divino.
La fuente histórica para probar las matanzas y despedazamiento por fieras en el Circo Romano, son los escritos de Tácito. Aunque solo es una fuente, sirve para apuntalar a la tradición cristiana sobre dicha represión. De esa cuenta, el llamado de San Pablo era una recomendación para evitar males, nunca establecer una base doctrinaria, donde se obliga a todo cristiano a una supuesta sumisión a una autoridad o gobierno. En ese sentido, el diputado Orlando Blanco Lapola, tiene razón cuando declaró que toda mención a Dios en asuntos políticos sólo busca manipular.
Los otros jefes de bloque, en llamado a la sensatez y decencia, podrían manifestar a la recién electa para presidir el Congreso, que deje sus prédicas para su hogar e iglesia. Promover discusiones teológicas no sirve a la república, ni a la solución de los problemas sociales concretos. Además, ofende a quienes tienen otras creencias o son ateos. La única manera de mantener el respeto en asuntos religiosos, consiste en separarlos de los asuntos públicos. Los partidarios de la política laica no están en contra de ninguna iglesia o religión, tampoco abogan por la falta de fe o prácticas espirituales. La laicidad sostiene la necesidad de respetar a todos, evitando proclamar dogmas de fe, como un campo de discusión y división de las posiciones ciudadanas. El sociólogo John Rawls ‒*1921 +2002‒ explicó al acuerdo democrático en una sociedad justa y bien ordenada, como un traslape de coincidencias, sobre asuntos prácticos, sin intromisión de creencias religiosas.
La recién electa debiera moderarse. Deje su fariseísmo como carta de presentación, para los círculos donde lo acepten.