CON OTRA MIRADA
La Semana Santa chapina, Patrimonio Mundial II
Pocos días atrás, el representante de Unesco en Guatemala entregó al Estado la certificación de la inscripción de la Semana Santa en Guatemala en la Lista Representativa de la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Tan importante hecho tuvo lugar el 30Nov2022 durante la XVII reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial llevada a cabo en Rabat, Marruecos. Su inclusión fue resultado de larga discusión de los 24 representantes de los 180 estados parte en la Convención del Patrimonio Cultural Inmaterial, quienes la eligieron de entre 56 candidaturas sometidas a su consideración.
' Llevar en el otro brazo a sus pequeñines, infundiendo desde temprana edad la importancia de la tradición.
José María Magaña
Nuestro país, como Estado Miembro, ha estado presente en esas discusiones desde el inicio de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, aprobada por la Conferencia General de la Unesco el 16Nov1972, que se convirtió en uno de los instrumentos legales internacionales más visibles y eficaces de la comunidad de naciones para el rescate, conservación y salvaguardia del patrimonio mundial.
En 1979, La Antigua Guatemala fue incluida por representar un valor universal excepcional desde el punto de vista de su traza urbana, arquitectura y conservación como ciudad del siglo XVIII. De igual manera lo fue el Parque Nacional Tikal, como patrimonio mundial cultural y natural. Poco tiempo después fue el Parque Arqueológico Quiriguá y más recientemente, en el ámbito del patrimonio inmaterial, fueron declarados: la tradición del teatro bailado Rabinal Achí, la ceremonia de la Nan Pa’ch y las expresiones de la cultura garífuna (lengua, música y danza) que incluyó al pueblo garífuna residente en Belice y Honduras.
En términos generales y en época contemporánea, los bienes culturales fueron clasificados en dos grandes rubros: materiales o tangibles e inmateriales o intangibles. Entre los primeros, de mayores a menores, están las ciudades históricas (urbanismo y arquitectura) edificios y plazas, escultura, pintura y cerámica; mobiliario, joyería, indumentaria e infinidad de objetos valiosos para el conglomerado. Entre los segundos, la literatura, música, danza, teatro, gastronomía; medicina tradicional, religiosidad, costumbres, tradiciones y demás expresiones populares que identifican al pueblo que las creó y ha sabido transmitirlas de una generación a otra, la mayoría de las veces, por vía oral.
La Semana Santa, como tantas otras tradiciones impuestas durante el período colonial, se nutrió de los rituales y costumbres de las culturas originarias, producto del mestizaje cultural y del sincretismo religioso. Esa rica combinación produjo, entre otras, un vasto y rico repertorio de música fúnebre, género desarrollado en todo el territorio desde el siglo XVII. El resultado fueron esas generosas manifestaciones populares que la tradición chapina combina magistralmente. Expresiones que se suman al colorido paisaje, propio de cada período del año que este país tropical y su variada topografía ofrece, con su rica diversidad de microclimas y exuberantes consecuencias en la flora, vegetales y frutos; colores, olores y sabores, que forman el amplio y variado escenario cultural y natural que nos caracteriza e identifica.
Como particular complemento en la expresión de la Semana Santa en Guatemala, están las túnicas de los cucuruchos, junto a la sobriedad del vestuario negro de las mujeres cargadoras durante los largos cortejos procesionales, en los que es común verles, al tiempo de meter el hombro para cargar el anda, llevar en el otro brazo a sus pequeñines, igualmente ataviados, infundiendo así, desde temprana edad, la importancia de la tradición; si religiosa o no, no importa tanto, en tanto es representativa del valor de la identidad del pueblo que les vio nacer.