PLUMA INVITADA
¡La sorpresa de la segunda ola!
Han transcurrido 289 días desde el inicio de la pandemia en Guatemala y más de seis meses desde el pico de la primera ola. Durante todo este tiempo aprendimos a convivir con el virus, a prevenir el contagio y a curarnos en caso de enfermar. Sin embargo, lo que no aprendimos fue a mantener nuestra guardia en alto y nos hemos relajado.
' ¡El momento para actuar es ahora! ¡La solución está en nuestras acciones!
Carlos R. Paredes
Desde diciembre, con el inicio de la época navideña, hemos visto cómo paulatinamente los indicadores de porcentajes positivos y casos confirmados han subido. Adicionalmente, un inesperado incremento de los casos activos también provocó un aumento en la ocupación de los hospitales. Todo consecuencia del relajamiento de la población por las fiestas navideñas.
El resultado fue un repunte navideño al que casi nadie le prestó atención y que no impidió que los lugares de vacaciones se vieran abarrotados para el Año Nuevo, a pesar de que la Coprecovid repetidamente había anunciado el inicio de la segunda ola. Muy pocos le prestaron atención, y ahora Guatemala es nuevamente de color rojo en el semáforo del TAS, con un fuerte repunte en varios municipios (Guatemala, Mixco, Villa Nueva, Quetzaltenango, Cobán, Antigua, Ciudad Vieja y varios otros).
Las noticias provenientes de Europa, Estados Unidos e incluso Panamá nos indican que la segunda ola casi siempre es mucho más fuerte que la primera, y que su desarrollo toma de uno a tres meses. Su crecimiento es moderado y se mantiene en la línea recta por un tiempo, hasta que se vuelve exponencial. En ese momento los sistemas de salud del país se saturan y es necesario un encierro general para aliviar a los hospitales. Guatemala está en el inicio de la segunda ola y está muy a tiempo para tomar enérgicas medidas de contención y evitar su desarrollo. La época del año es mala porque al repunte navideño se le debe sumar el repunte de Año Nuevo, que aún no se manifiesta, y el posible regreso a clases. Lo anterior, junto a la alta ocupación actual de nuestros hospitales, nos coloca en una situación muy precaria y peligrosa.
El Estado se ha preparado y puede incrementar el número de camas para pacientes críticos, pero su capacidad sigue siendo limitada. Sin embargo, la solución no está en los hospitales, sino en la población, tomando medidas para evitar enfermar. No tenemos mucho tiempo para ello porque es muy probable que, de seguir con el relajamiento actual, el crecimiento del repunte se vuelva exponencial en las próximas dos semanas.
La situación es compleja. Ya se detectó el repunte navideño y en pocos días se sentirá el repunte de Año Nuevo. En aproximadamente dos semanas podemos esperar que el crecimiento de los casos acumulados se vuelva exponencial, marcando el despegue de la curva. De suceder, existe una alta probabilidad de que el pico de la segunda ola sea mucho más alto que el de julio 2020. Adicionalmente, la saturación de los hospitales traería un nuevo encierro, con un desastroso deterioro de la economía personal y nacional.
¡El momento para actuar es ahora! Es imprescindible que cada uno de nosotros retome el cumplimiento de las medidas de prevención con seriedad y disciplina, para lograr disolver el repunte y evitar la segunda ola. Debemos restringir nuestras salidas a un mínimo y disciplinarnos en evitar cualquier aglomeración. La nueva normalidad nos dice que si el establecimiento al que queremos ir no respeta el aforo o está lleno, mejor vamos a otro sitio o nos regresamos a casa.
¡La solución está en nuestras acciones!