SI ME PERMITE

La tolerancia debe ser aliada de lo formativo

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“La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad”. Thomas Mann

En nuestros días lamentablemente el concepto de la tolerancia ha llegado a practicarse en sus extremos y estos van desde una modalidad de indiferencia hasta la de permisividad, y se debería regresar a un equilibrio para que pueda no solo ser útil, sino lo más importante, ser formativo.

Muchas vidas de los que nos rodean han sido cambiadas del modo que se les conocía hace muchos años porque simplemente alguien se tomó el interés de dar acompañamiento a alguien de tal manera que el patrón del modo de ser de ellos finalmente se fue asimilando en la persona que los acompañaba. Posiblemente fueron algunas frases o modalidades de vida que uno asimila sin darse cuenta, pero los que le rodean lo notan. El mejor ejemplo es el modo de hablar o arreglarse de alguien cuando ha sido influenciado por los que lo acompañan.

Frecuentemente, en esta vida a alguien le toman de la mano para caminar, y cuando eso ocurre la persona que va de la mano no solo llega a marcar el paso a quien acompaña, sino mucho más que eso se asimila la postura y el modo de caminar al extremo que cuando luego está caminando conserva la modalidad y uno puede decir que camina igual que la persona que lo llevó de la mano, eso debe reflejar la virtud de muchos que en el modo como nos toleran también nos corrigen y nos forman para el resto de nuestra vida.

Muy equivocadamente algunos confunden la tolerancia como el criterio de darle tiempo a alguien para ver en qué resulta, pero no es un perfil de pasividad, sino todo lo contrario, se está haciendo el espacio necesario para que la persona asimile, comprenda y se forme para que cuando esté funcionando no sea una simple copia, sino sea parte integral de su ser y se puede ver como algo propio y no una mera imitación.

Las equivocaciones que cometemos en la vida son razón fundamental para ser corregidos e instruidos para no repetirlos, por ello quien ve mi error no debe tolerarlo, sino por el contrario, saber en qué forma y de qué manera se me puede orientar para cambiar. Sin lugar a duda, muchos en el error de otros reaccionan de tal modo que terminan haciendo más daño que bien, pero si se sabe reaccionar correctamente será una oportunidad para que la corrección sea formativa y que se valore el resto de la vida.

' Si la tolerancia lleva a la indiferencia lamentablemente llegamos a ser culpables de complicidad.

Samuel Berberián

Cada uno de nosotros somos producto de aquellos que con mucha sabiduría supieron darnos consejos formativos y lo hicieron con tal tolerancia hasta que pudimos comprender que se nos estaba ayudando, aunque en el momento no fuera tan agradable, pero con el tiempo supimos valorarlo y asimilarlo a nuestra manera de vivir.

Los procesos de nuestra vida deben evitar etapas de estancamiento porque en esas etapas es más lo que se pierde y que lo que se alcanza. Por ello necesitamos de nuestro prójimo, que con la mayor diligencia nos despierte y nos invite a avanzar, para no dañar la vivencia, que es altamente formativa. Muchas parálisis son porque otros fueron erróneamente tolerantes con nosotros, seamos diligentes y ayudemos a los nuestros a ser correctamente formativos.

Lo que la vida y las circunstancias nos han enseñado, seamos hábiles en dejarlo a los que nos siguen en una manera formativa sin dañar la identidad y personalidad de los que están siendo formados.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.