Si me permite

La verdad, sin duda, será incómoda para algunos

Deberíamos entender que será imposible poder agradar a todos si les hablamos la verdad.

“Nadie es más odiado que aquel que habla la verdad”. Platón

Cuando se está hablando la verdad en nuestras relaciones interpersonales, no necesariamente lo estamos haciendo siempre para complacer a alguien en particular, sino porque queremos ser personas veraces y de ese modo poder ganarnos la confianza de los nuestros y de los que habremos de conocer en el futuro, porque lo que decimos debe estar enmarcado en la realidad.

La verdad debería ser la primera cosa que quisiéramos oír en cualquier asunto que trataremos.

Es sorprendente que en el medio en el cual nos movemos la mayoría de las cosas cambian y hay que actualizarse para que mantengan la relevancia y ser útiles para nosotros. Lo único que no necesita   actualización es lo que decimos, porque está enmarcado en la verdad, aunque eso no implica que habrá de ser del agrado de todos.

Por lo anterior es importante   cuando estemos criando a nuestros hijos o cuando cada quien esté criando a sus hijos, tener la determinación y la debida disciplina en enseñarles a decir la verdad, aunque eso en algún momento no sea del agrado de todos.

Si en la vida las personas tienen la buena costumbre de ser veraces, reflejan una sana madurez de su personalidad porque se les puede confiar y también contar con ellos en todo momento, porque no hay engaño en ellos. Con personas como estas fácilmente uno puede emprender proyectos a largo plazo, y estos estarán tan asegurados que lograrán su máximo provecho, a menos que algo excepcional surgiera y es fácilmente entendido, y para ello se hacen los ajustes necesarios para seguir adelante.

Cuando somos personas responsables, fácilmente entendemos que somos veraces, no simplemente ahora, sino toda la vida. Además, al estar determinados de decir siempre la verdad sabemos que no seremos ni elogiados y aplaudidos, pero sin lugar a duda tomados en cuenta porque la gente sabe quiénes somos y qué capacidades hay en nosotros para los emprendimientos que estamos queriendo llevar a cabo.

En el proceso de los años, cada uno de nosotros cultivamos relaciones, las cuales de alguna manera nos identifican con mucha facilidad de quiénes somos y, por lo mismo, quiénes son las personas que se habrán de relacionar con nosotros, no solo por las capacidades que tenemos o los gustos que nos identifican, sino mayormente porque somos personas en las que la verdad es determinante, y en ningún momento tenemos alguna intención de engañar u ocultar algo de lo que somos.

Es muy probable que hay cosas en esta vida que no siempre podremos percibir o entender de la misma manera, pero los nuestros siempre saben que somos veraces y no buscamos, tampoco tratamos, de impresionar a los nuestros. Por ello, cuando se nos cuestiona por lo que decimos o hacemos, con la mayor facilidad y sin incomodarnos por ello  podemos dar las explicaciones debidas, y de ese modo despejar las dudas que podamos haber creado.

Cuán gratificante habría de ser si algún día pudiéramos vivir en una sociedad de la que somos parte y en la cual la verdad es el pan nuestro de cada día, y de ninguna manera estaría el interés de aparentar o de alguna manera comunicar algo que no es verdad para que alcanzáramos algún interés en particular. Si esto se diera, muchos de los cuestionamientos serían eliminados y, por lo mismo, traería provecho, no solo en nuestras relaciones, sino también en nuestra salud.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.