FAMILIAS EN PAZ

La virtud del agradecimiento

|

Había un rey inmensamente rico, pero amargado e infeliz porque estaba enfermo, dispuesto a dar la mitad de su reino a quien pudiera curarlo. Todos los sabios se habían reunido sin lograrlo. A punto de darse por vencidos, uno de ellos dijo: si encontramos a un hombre que sea verdaderamente feliz, bastaría con quitarle la camisa y ponérsela al rey. Todos estuvieron de acuerdo y lo buscaron a lo largo del reino; uno tenía buena salud, pera era pobre y se lamentaba de ello, otro era rico y tenía buena salud, pero vivía quejándose de su mujer e hijos, a todos les faltaba algo para ser verdaderamente felices. Cierto día escucharon a un hombre en una choza sencilla que orando decía: “Señor te doy gracias porque tengo todo para ser feliz, tengo familia y alimento. Nada me falta”. De inmediato ordenaron quitarle la camisa, pero grande fue su sorpresa, aquel hombre era tan pobre que no tenía camisa.

' Podemos decidir ser agradecidos como José, quien no se enfocó en las dificultades, sino que en medio de ello reconoció la soberanía y la voluntad de Dios.

Rolando De Paz Barrientos

Con frecuencia encontramos a personas a las que siempre les falta algo para ser felices. Y este año, que ha presentado desafíos para la mayoría de nosotros es difícil encontrar a alguien con la certeza de estar bien. Sin embargo, a pesar de las dificultares es posible encontrar la paz y la felicidad, por medio del agradecimiento. La fe cristiana nos manda a dar gracias en todo y por todo. Es un principio totalmente opuesto a la sabiduría de este mundo, que en lugar de quejarnos, amargarnos o maldecir a Dios, nos invita a dar gracias. Es fácil estar agradecido por cosas cuando la vida parece marchar sin problemas; pero, ¿qué ocurre con las ocasiones cuando el contexto agobia? Parece ser una locura, pero el mandato de Dios no es que agradezcamos por las cosas, sino más bien sugiere que tengamos un espíritu o actitud de agradecimiento. Esto es así porque quien se enfoca en las cosas materiales nunca podrá estar completamente satisfecho. La actitud de agradecimiento no incluye dar gracias por aquello que es contrario a la naturaleza de Dios o a sus mandamientos. Hemos de agradecerle por lo que permite en nuestra vida y que está de acuerdo a su propósito. Podemos decidir ser agradecidos como José, el príncipe de Egipto, quien no se enfocó en las dificultades que pasó por la vida, sino que en medio de ello reconoció la soberanía y la voluntad de Dios.

El agradecimiento es un constante aprendizaje en la vida. “Cierto día un joven solicitó un puesto gerencial en una empresa grande. El director se impresionó con sus logros académicos y le pregunto: “¿Tuviste una beca donde estudiaste? a lo que el joven contestó, “no” ¿Entonces tu papá pagaba tus colegiaturas? Mi papá falleció cuando yo tenía un año; fue mi madre la que pagó las colegiaturas le respondió. ¿Dónde trabajaba tu madre? Mi madre es lavandera. Entonces el director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y lisas. ¿Alguna vez ayudaste a tu madre a lavar la ropa? No, nunca. Mi madre siempre prefirió que yo estudiara. Entonces, el director le dijo, solo hace falta una última fase para poder contratarte: hoy que vayas a casa, limpia las manos de tu madre y ven a verme mañana. Aquel joven quería el empleo, así que cuando volvió a casa, le pidió a su madre que le dejara limpiar sus manos. Su madre extrañada dejó que su hijo lavara sus manos. En la medida que lo iba haciendo aquel joven comenzó a llorar, era la primera vez que veía las manos arrugadas y marcadas por tanto esfuerzo. Entonces comprendió el valor del sacrificio que su madre había hecho porque el lograra salir adelante.

Cuando olvidamos quien es el que nos da vida y nos sostiene es que nos amargamos. Necesitamos recordar que tenemos vida y paz, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz.

ESCRITO POR: