Enrique Beltranena, destacado guatemalteco y CEO de Volaris, publicó una columna en Prensa Libre en donde señala que la aviación comercial en Guatemala se encuentra en una coyuntura decisiva, y delinea un diagnóstico y una hoja de ruta para revitalizar este sector vital. Asegura que, a pesar de los obstáculos arraigados, emerge una oportunidad única: Guatemala tiene el potencial no solo de redimir su estatus en la aviación, sino de liderar en la región centroamericana.

Critica a la Dirección General de Aeronáutica Civil de Guatemala (DGAC) y su incapacidad histórica para supervisar efectivamente la seguridad y la operación aeroportuaria para Guatemala. Este punto es crucial, dice, porque la seguridad aérea es el pilar sobre el cual se construye la confianza en la aviación comercial, tanto a nivel local como internacional. Y, también, porque la solución a estos problemas va más allá de la mejora de los procedimientos y protocolos de seguridad; se requiere una transformación estructural que aborde tanto la gestión como la operación de la aviación civil en Guatemala.

Subraya la importancia de separar las funciones de regulación y administración aeroportuaria. Esta estructura dual ha probado ser ineficaz y ha generado conflictos de interés y una corrupción tal que han mermado la eficiencia y seguridad del sector. Es cierto. La experiencia internacional muestra que la independencia del regulador no solo mejora la supervisión, sino que también facilita una gestión más profesional y transparente de los aeropuertos.

De esa cuenta, como lo señala Beltranena, nombrar un director con perfil técnico para la DGAC es una medida indispensable, porque la politización de los puestos clave en la aviación civil de Guatemala ha sido una barrera para el desarrollo y la adopción de mejores prácticas internacionales. Un liderazgo basado en la competencia técnica y comprometido con la seguridad y eficiencia puede marcar la diferencia en el rediseño de la aviación comercial guatemalteca.

Por último, Beltranena toca un punto importante al hablar de la necesidad de fomentar el talento técnico-aeronáutico en la región. La aviación no conoce de fronteras, y una estrategia que promueva licencias operativas regionales y facilite la movilidad laboral puede potenciar el desarrollo del sector aeronáutico en toda Centroamérica. Esto, sumado a políticas que eliminen barreras innecesarias como la imposición del IVA al combustible de aviación, creará un entorno más propicio para el crecimiento del sector.

Yo agregaría a lo expuesto por Beltranena que un paso estratégicamente necesario es buscar modelos alternativos de gestión aeroportuaria. Los ejemplos de éxito en otros países, donde la gestión aeroportuaria se ha privatizado o se han establecido asociaciones público-privadas, podrían servir de modelo para Guatemala. Estos modelos han demostrado no solo mejorar la eficiencia y calidad de los servicios aeroportuarios, sino también atraer inversiones significativas en infraestructura.

No podemos continuar como estamos. Aprovechar la privatización y otras reformas estructurales coincide con las tendencias mundiales en la gestión aeroportuaria y la regulación de la aviación civil. Expertos como Robert Poole, un defensor de la privatización de infraestructuras aeroportuarias en la Reason Foundation, y Jeffrey Shane, exsubsecretario de Transporte Internacional en el Departamento de Transporte de EE. UU., han destacado los beneficios de adoptar enfoques más flexibles y eficientes en la administración aeroportuaria y la regulación de la seguridad aérea.

El país está listo para dejar atrás los retrasos y comenzar un capítulo nuevo y prometedor en su historia aeronáutica. Con un compromiso adecuado y un enfoque estratégico, la aviación puede convertirse en un pilar de crecimiento y prosperidad, abriendo nuevas rutas hacia el éxito económico y conectando a Guatemala con el mundo de una manera más efectiva.

Llegó la hora.