ESCENARIO DE VIDA

Llegando al indomable desierto del Sahara

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Para no perder la costumbre, me encuentro nuevamente viajando acompañada de mi equipo de producción de mi programa televisivo Los Secretos Mejor Guardados. Esta vez rumbo al desierto del Sahara donde nos esperan secretos sobre la región de Guelmim Oued-Nun, la Puerta al Desierto, que se traduce como Río Seco. Todo gracias a la coordinación de la Embajada de Marruecos en Guatemala.

' Lo que sigue es casi secreto, pero el desierto nos brindará la aventura, viajes en dromedarios, donde presenciaremos un paisaje sobrecogedor entre dunas, arena exponencial y la mística de los oasis.

Vida Amor de Paz

Llegar a las entrañas de Marruecos nos hará pasar por múltiples pueblos del Sahara marroquí; pueblos que son capaces de manifestar audacia y grandeza, hasta llegar al indomable desierto del Sahara. Allí nos encontraremos con los nómadas, los hasani y los bereberes que están en su medio de vida brindando su historia milenaria. Me pregunto ¿Cómo en el desierto del Sahara se desarrollaron focos de vida, donde no debería haber vida? Esa es la paradoja de los oasis y mi misión será averiguar por qué.

Hasta ahora hemos viajado por la ciudad emblemática de Marrakech en donde existe una plaza que se llena cada noche con toda clase de entretenimiento exótico. Allí nos quedamos dos días y seguimos nuestra ruta hacia la Ciudad de Guelmim, la Puerta al Desierto, viajando por seis horas hacia el sur del país africano.

En Guelmim me deslumbraron los artesanos. Esta ciudad de más de 188 mil habitantes queda en la parte noroeste del Sahara Marroquí, siendo la ciudad más grande de la región. Hacia el norte está Asrir que fue Capital de las tribus del Sahara. En esta región hablan tachelhit o un dialecto del árabe llamado hassaniva, siendo parte de Saharawi del sur de Marruecos. No obstante, también encontramos a personas que nos hablaron en francés, pero muy pocas en español y menos en inglés.

Estando en Guelmim no desaprovechamos estos días la oportunidad de visitar a los artesanos de platería y a las cooperativas de mujeres que trabajan el cuero. Ahora nos falta conocer dónde se fabrican las alfombras bereberes. Sin embargo, entre lo que más me emociona es ir al famoso mercado de dromedarios.

Lo que sigue es casi secreto, pero el desierto nos brindará la aventura, viajes en dromedarios donde presenciaremos un paisaje sobrecogedor entre dunas, arena exponencial y la mística de los oasis.

Dicen que los nómadas del desierto son los reyes del espacio. Tienen por lo regular una aversión instintiva y profunda por la vida en las ciudades, cuyos muros los sienten como un confinamiento. Ya que la vida pastoril no siempre les cubre todas sus necesidades, a menudo se deben relacionar con las ciudades grandes como Guelmim para intercambiar productos de su soledad, una soledad que les apetece. De allí que el comercio se vuelve su pasión y les dedican todo su tiempo.

Finalmente nos transportarán a los oasis verdeantes con los que hemos soñado, pues son inmensidades que ofrecen un contraste sobrecogedor. Ínfimos islotes contrastando brutalmente con la palidez del desierto. Es un paisaje pelado y austero, pero la mística está en los oasis, pues son considerados como milagrosos y constituyen la decoración del desierto.

En los pocos días de nuestra travesía, he podido ver una integración y trabajo impecable entre nuestro encantador intérprete, Mohammed Derbal quien nos asiste hasta Guelmim y nuestro “crew” de filmación: Juan Eduardo Sepúlveda, Roberto de León, Andrés de Paz, Orlando Solórzano, Dan Martin y Miguel Hernández. Con Abdel Ilah Sadri, nuestro piloto, seguiremos nuestro camino por los pueblos y ciudades de Tan-Tan, Farfaya, Laayoune, Boujdour, Dakhla y Aousserd hasta completar “la Ruta del Sahara”.

ESCRITO POR:

Vida Amor de Paz

Presidenta de la Fundación del Bosque Tropical. Directora general de Planeta Verde Televisión. Presentadora de Los secretos mejor guardados, de Guatevisión. Recorre el mundo filmando en cinco continentes. Es graduada de la Universidad Panamericana, en Periodismo.