Pluma invitada

Lo que hay que saber sobre RFK hijo y la amenaza que representa para Biden y Trump

Les preocupa que si la gente tiene más opciones en la boleta
—sobre todo con apellido Kennedy—, perjudicaría a Biden.

El candidato independiente a la presidencia Robert F. Kennedy hijo ha surgido como un factor impredecible de las elecciones de 2024, atraído a una mezcla heterogénea de partidarios muy diversos en términos ideológicos, recabado toneladas de dinero y provocado ataques judiciales de los demócratas y andanadas verbales del expresidente Donald Trump.

Kennedy, de 70 años, hijo de Robert F. Kennedy y heredero de una dinastía de políticos estadounidenses, tuvo una juventud y adultez temprana complicadas debido a su adicción a las drogas. Se convirtió en abogado ambientalista y se hizo más conocido por demandar a empresas contaminantes en una iniciativa para limpiar la cuenca del valle del Hudson.

Durante la década pasada, ha sido una voz destacada en el movimiento antivacunas y ha promovido mentiras y teorías conspirativas acerca de los riesgos de vacunar a los niños y de aplicar otras medidas de salud pública. Esa labor le proporcionó una amplia plataforma durante la pandemia del coronavirus, cuando cuestionó tanto la seguridad de las vacunas contra el COVID como la narrativa oficial sobre el origen del virus.

Como el grupo de centro No Labels anunció el 4 de abril que no presentaría ninguna fórmula para la presidencia, Kennedy es el candidato independiente o la presencia de un tercer partido más destacado en la contienda de 2024. Esto es lo que debemos saber acerca de él, de sus partidarios y de cómo lo están abordando las campañas del presidente Joe Biden y la de Trump.

Kennedy está contendiendo como candidato independiente, por lo que no está afiliado a ningún partido establecido y ni siquiera es, en términos técnicos, “candidato de un tercer partido”. Acorde con el legado político de su familia, Kennedy fue un demócrata de toda la vida y cuando entró a la contienda en abril de 2023, quería disputar a Biden la nominación del partido. Seis meses después, anunció que competiría como candidato independiente cuando dijo que, por medio de corrupción, los demócratas habían entorpecido su empeño.

Kennedy ha coqueteado con el Partido Libertario, el cual aparece en la boleta en unas tres docenas de estados. Si se uniera a su fórmula, su labor de quedar en las elecciones de los estados se simplificaría mucho.

Sus seguidores han creado un partido nuevo, We The People, para ayudarle a asegurar el acceso a la boleta electoral en algunos estados: California, Delaware, Hawái, Misisipi y Carolina del Norte.

El hecho de que esta sea una pregunta común (y los dos bandos estén preocupados por ello) refleja lo que ha llegado a ser el enigma político Kennedy y la diversidad de personas a las que ha atraído su candidatura. No obstante, es difícil vislumbrar si captará más votos de Trump o de Biden en las elecciones generales.

En febrero, una encuesta a nivel nacional de Fox News ubicó el apoyo a Kennedy en alrededor del 13 por ciento, con lo que captaba más o menos la misma cantidad de votos de ambos candidatos. De acuerdo con los promedios electorales de FiveThirtyEight, en Georgia, que se considera un estado indeciso en las elecciones nacionales, su promedio fue de cerca del seis por ciento en las encuestas recientes.

Los demócratas cargan con el fantasma de un tercer partido desde el año 2000, cuando Ralph Nader, quien contendía por el Partido Verde, fue culpado de arrebatarle en parte la elección a Al Gore. En 2016, Jill Stein —también del Partido Verde— ganó más de 30.000 votos en Wisconsin, más del margen de victoria que tuvo Trump sobre Hillary Clinton en ese estado.

El temor de los demócratas es muy serio este año, ya que las encuestas indican que la base de respaldo entusiasta de Trump es más sólida que la de Biden. La creencia popular dentro del partido es que cualquier voto que no sea para Biden beneficia a Trump y les preocupa que sea más probable que si la gente tiene más opciones en la boleta —sobre todo una con el apellido Kennedy— esto perjudique a Biden, particularmente en estados indecisos. El partido está tomando medidas contundentes para tirar su candidatura.

Los partidarios de Kennedy caen dentro de unas cuantas categorías que se superponen.

Desde principios de abril, Kennedy aparece de manera oficial en la boleta del estado de Utah. Según su campaña, tiene suficientes firmas como para estar en las boletas de Hawái, Idaho, Nevada, Nuevo Hampshire y Carolina del Norte, pero sigue teniendo que presentar esas firmas en las solicitudes a las autoridades estatales.

Su campaña está recabando firmas en la mayor parte de los demás estados. El plazo para hacerlo en algunos lugares, como Colorado y Luisiana, es más limitado y aún no ha comenzado.

Cada estado tiene diferentes reglas para poder aparecer en la boleta y estas varían dependiendo de si un candidato es independiente o va con un tercer partido. A fin de cuentas, casi todas las reglas giran en torno a las firmas: tanto los candidatos como los partidos tienen un cierto margen de tiempo para reunir decenas de miles de firmas, las cuales deben ser presentadas para su aprobación ante las autoridades estatales. Y las firmas requieren tiempo, trabajo y dinero: decenas de millones de dólares, según la mayoría de los cálculos, que incluyen el costo de los litigios para las solicitudes de las boletas.

Kennedy ha nombrado como compañera de fórmula a Nicole Shanahan, una abogada e inversionista del área de la bahía. Shanahan, quien estuvo casada con uno de los cofundadores de Google, Sergey Brin, y acaba de llegar a la política sin haber buscado ni ocupado jamás ningún cargo público.

Shanahan, de 38 años, sí tiene una historia de donaciones políticas: donó para la campaña de Biden en 2020. Además, ya ha mostrado su disposición de ofrecerle apoyo financiero a la campaña de Kennedy: ha dado más de 4,5 millones de dólares a los supercomités de acción política que lo respaldaban y la mayor parte de los fondos para un anuncio en el Supertazón que compró uno de los comités.

Shanahan se ha aliado con temas y posturas importantes para Kennedy que han animado tanto su campaña como sus principales seguidores; por ejemplo, el escepticismo sobre las vacunas, las inquietudes sobre las enfermedades crónicas, el desencanto con el Partido Demócrata y la gestión del medioambiente.

Los partidarios de Kennedy caen dentro de unas cuantas categorías que se superponen. En primer lugar, hay personas que han respaldado su trabajo con Children’s Health Defense, un grupo activista que se conoce principalmente por difundir desinformación en contra de las vacunas.

Más en general, cuenta con partidarios apasionados que tienen mucho tiempo en el movimiento llamado libertad médica, el cual atrae a una muestra representativa de diversas creencias políticas (entre ellos los Libertarios y las personas que no confían en la medicina convencional) mediante su oposición a la exigencia de vacunarse y a las medidas de salud pública.

En fechas más recientes, su crítica abierta al manejo de la pandemia por parte del gobierno (por ejemplo, el escepticismo acerca de las vacunas anti-COVID, las andanadas contra altos funcionarios de salud pública, como Anthony Fauci, y sus protestas contra los confinamientos y el monitoreo de la información) han atraído partidarios nuevos de todas las tendencias políticas.

Algunos de sus partidarios son demócratas veteranos seducidos por el resplandor de Kennedy, quien ha apuntalado su campaña en una nostalgia de mitificación de su familia, pese a que la mayoría de los miembros de esta han rechazado públicamente su candidatura.

Kennedy también ha obtenido el respaldo de los Libertarios y los independientes que desconfían en general del gobierno federal: Kennedy manifiesta opiniones que se alinean con las de muchos partidarios de Trump, como una política exterior de aislamiento y la indignación por la supuesta censura en los medios de información y en las plataformas tecnológicas. Se ha dado a conocer por entrevistas confrontativas y provocativas en varios pódcast de derecha y tiene una especie de esencia iconoclasta antisistema que ha atraído a los demócratas y los republicanos desencantados.

ESCRITO POR: