La comunicación experimentó cambios importantes durante este año, por lo que resulta valioso hacer una rápida revisión de apuntes que pueden ser de utilidad para el año que está próximo a empezar. Entre estos cambios destacan las transformaciones derivadas de la tecnología y los hábitos de consumo de medios e información.

La interacción se ha vuelto cada vez más fácil y fluida, por lo que la competencia por atraer la atención del interlocutor o de audiencias mayores se ha convertido en todo un desafío. En la mente de los individuos y grupos objetivo ocurre una batalla constante por discriminar datos y consumir varias fuentes simultáneas de información, discriminación y consumo que ocurre en paralelo a la realización de tareas múltiples.

Derivado de lo que bien podríamos llamar “dispersión de la atención”, la experiencia cotidiana nos está demostrando que la conectividad con las personas es proporcional a la credibilidad, autenticidad y confiabilidad de los mensajes que se socializan en los procesos de comunicación, independientemente de si son interpersonales, grupales o masivos. Y como en las recetas de cocina, si a los ingredientes anteriores se les añade uno que otro identificador emocional o insight conector con el sujeto o el segmento, el resultado será mejor.

La concentración de la atención de los sujetos, reducida hoy a 5 segundos en vez de los 20 segundos de hace cinco años, obliga al emisor a ir directo al mensaje clave.

Las nuevas plataformas han abierto la participación colectiva en la comunicación de manera exponencial. Esto ha ido de la mano con más y mejores aplicaciones de inteligencia artificial que han facilitado el camino a la innovación.

La saturación de contenidos provocada por las redes sociales ha transformado el rol de los medios tradicionales de comunicación —incluyendo a los de formato noticioso—. El feedback en tiempo real desplazó la unidireccionalidad de los mass media del siglo XX y la idea, como recurso de persuasión y factor de atracción, potenció su valor de mercado.

La obligada apertura del diálogo en las plataformas de mensajería instantánea hizo que, como lo señalan Bennett y Segerberg en el ensayo “De los medios de comunicación de masas a las redes sociales”, los medios masivos tradicionales pasen de “hablar para el público receptor a hablar con el público receptor”.

El torbellino de mensajes diarios que reciben los 2,989 millones usuarios de Facebook, los 1,719 millones de TikTok, los 2,378 millones de X o los 2,000 millones de WhatsApp o Instagram, más la oferta de contenidos de las plataformas de pódcast, que de 424 millones de seguidores en un año pasaron a 467 millones, con el 19% de uso diario y 56% de interacción dos veces por semana, constituye una buena razón para considerar la importancia que tiene saber “atrapar la atención de la audiencia”.

La evolución sigue su curso y conforme el tiempo avanza incrementa su velocidad. La comunicación va de la mano de la tecnología y mientras más se entrelaza una con la otra, mayores son los desafíos que tienen los comunicadores para atrapar la atención de sus audiencias y posicionar el mensaje deseado.

Mis mejores deseos para cada uno de ustedes en temporada navideña, esperando que todas las cosas positivas que imaginen las hagan realidad el año que está por llegar.