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Los escenarios ante el voto nulo
Ante un pueblo insatisfecho, harto de la corrupción y el descaro de los gobernantes que hemos tenido hasta el día de hoy, las elecciones generales no pintan nada bien, porque la oferta electoral es más de la misma clase política que ya no queremos en el país. Por esta razón, muchos se inclinan por el voto nulo, ya que hemos visto que el menos malo termina siempre siendo peor del que se creía que era pésimo. A tan solo nueve días de las elecciones generales hay dudas que, hasta hoy, el Tribunal Supremo Electoral no ha sido capaz de aclarar.
El voto nulo es un gran avance en el ejercicio democrático y de la soberanía, siendo una expresión moral, legítima y válida. Será la primera vez que tenga una incidencia real. Y aunque no está regulado de la mejor manera, podría ser el inicio de un cambio que mejoraría la calidad de los gobernantes. El pueblo exige que estas elecciones sean una fiesta cívica y no un cartón de lotería con cientos de candidatos sin la calidad moral y legal para optar a puestos públicos. La realidad en el imaginario colectivo es que la mayoría es un grupo de maleantes que solo vienen a asaltar nuestro país.
El primer escenario sería que si el voto nulo obtiene la mayoría absoluta —mitad más uno— de los votos, entonces el TSE tendría que dictar la nulidad de estas elecciones y todo lo actuado, incluyendo la emisión de credenciales y otorgamiento de inmunidad a los candidatos. Entonces podrán inscribirse hasta que celebren su próxima asamblea, quedarían sin inmunidad y esto podría llevarlos a los tribunales, lo que bloquearía un nuevo intento de inscripción.
Esto ofrece la oportunidad de limpiar y depurar de gran manera el sistema, ya que los candidatos tendrían que inscribirse otra vez y muchos ya no podrían hacerlo por los impedimentos legales que tienen encima. Los partidos que se quedaron sin su candidato presidencial podrían postular a otra persona y así salvar sus proyectos políticos. Lo interesante es que en este lapso las cortes serán electas y podrían ser conformadas de manera más trasparente y sin la intervención de los candidatos que están en este momento en el proceso electoral.
El segundo escenario es que el voto nulo no obtenga la mayoría absoluta, en cuyo caso este voto se contabiliza como si fuera un candidato más, y el porcentaje obtenido por los candidatos quedaría modificado, obviamente beneficiaría a los punteros. Pero en el caso de alcaldes y diputados al Congreso y Parlacén podría ser extremadamente beneficioso votar nulo, porque se depurarían esas curules.
' Lograr la mayoría del voto nulo es difícil, pero no es imposible. Se gana más votando nulo, que por el menos malo.
Brenda Sanchinelli
Lamentablemente mientras no cambien las reglas, por ahora si el voto nulo no alcanza una mayoría absoluta seguirá siendo una suposición romántica decir que basta con que los partidos reciban un golpe moral o un supuesto castigo del electorado, eso no es suficiente cuando hablamos de los politiqueros chapines, a quienes les importa un comino la opinión del electorado. La estructura y legislación del voto nulo es el inicio de una lucha, pero habrá que exigir cambios en esa ley.
“El que no arriesga no gana”, y el reto para estas elecciones sería apostarle al voto nulo para alcanzar una mayoría absoluta, logrando que estas elecciones se repitan. El porcentaje de las personas indecisas en estas elecciones es muy alto, y si este grupo fuerte se arriesga a crear un escenario diferente al que estamos acostumbrados, que es “conformarse con el supuesto menos malo”, entonces habremos logrado un triunfo sin precedentes para el país. Votar nulo el 16 de junio es la única herramienta que tenemos hoy para ejercer un cambio, posiblemente arriesgada, pero de la unión nace la fuerza para alcanzar esa mayoría absoluta del voto nulo.