SI ME PERMITE

Los principios valen más que las capacidades

|

“Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”. Emiliano Zapata

Cuando hablamos de principios nos estamos refiriendo a aquella fuerza interior que nos empuja o nos frena para hacer algo. Por ello debemos admitir que es una parte esencial de la formación que hemos recibido y por ello no está sujeto a pensarlo o razonarlo, es más bien la reacción que manejamos de una manera intuitiva en nuestros actos.

' Las raíces de los verdaderos logros están fundadas en los principios más que en la simple retórica.

Samuel Berberián

Porque, sin que estemos determinados a influenciar en los que nos rodean, ellos son los que observan y en un momento dado toman para sí los principios que han visto en nosotros. Esto nos enseña que los que se dedican a elaborar discursos sobre los principios de la vida no logran más que críticas a lo que han comunicado, a diferencia de los que viven su vida en forma rutinaria pero enmarcada en los principios en los que fueron formados. Su forma de ser es una cátedra para los demás y el que es sabio la habrá de asimilar para un bien en el resto de su vida.

Aquellos que discuten principios son como los que están arando en el mar, no llegan a nada porque los principios proyectan un perfil y cada uno que lo observa tiene su propia manera de percibirlo y valorarlo también. Es sorprendente que hay quienes tienen en su diario vivir las mejores intenciones en incluir principios con las más altas cualidades pero que nunca llegan a eso porque simplemente fueron intenciones, pero cuando la voluntad está de por medio, las cosas son diferentes porque paso a paso se van integrando en la vida y en las cosas más rutinarias que hacemos para llegar a ser parte nuestra, al modo que los demás nos habrán de identificar por los principios que tenemos y no por lo que hablamos.

Cuando somos claros y definidos en los principios que practicamos, con una modalidad muy simple estamos predeterminando quiénes habrán de formar parte en nuestro círculo de relaciones y amistades, no porque seamos excluyentes nosotros, sino porque son los principios que adoptamos que nos ponen en círculos diferentes.

Lo anterior es tan fundamental para los padres que en el momento en que están criando a sus hijos tendrán que tener bien claro a dónde quieren que ellos lleguen, y no tanto en el sentido de lo que habrán de estudiar o la profesión que escogerán; más bien, en el sentido de tomar en cuenta en qué marco habrán de encajar por los principios que se les inculcó y enseñó para que puedan tomar decisiones sin titubear y sin buscar congraciarse con los demás, sino vivir en paz y armonía consigo mismo, que es lo más difícil de lograr en algunos momentos en los cuales la vida nos lleva a estar.

Es bueno saber mirar atrás, no para justificar quiénes somos, sino para corregir las cosas que nos podrán limitar o impedir para alcanzar las metas que nos trazamos, sin tener que comprometer los principios que tenemos por una determinación de la voluntad y no simplemente por una imposición. Hay etapas de la vida en las cuales nos encontramos forzados a encajar en un perfil porque hay una imposición, pero lo que es determinante es cuando en esa imposición está implícito quiénes somos y cómo actuamos. Es ahí donde los demás habrán de ver lo que realmente somos.

Cada mañana, cuando iniciamos un nuevo capítulo de la vida, debemos ser determinados en que los principios que tenemos no son elementos negociables, sino parte de nuestra absoluta integridad.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.