Al igual que Guatemala, Marruecos es un país multicolor y multiétnico. Allí hasta los hombres se besan cuando se saludan con amor fraternal. Sus atuendos se llaman jelabas. Los llamados a los rezos parecen cánticos que invitan a los marroquís a llegar a las mezquitas unas cinco veces al día. Sus ciudades imperiales se yerguen de forma misteriosa como si se trataran de la leyenda de Las mil y una noches”. Pero lo más bello de Marruecos es su gente.

¡Cuán fascinante ha sido volar por el océano Atlántico, cruzar el mediterráneo, pasar por Europa para llegar a un lugar tan exótico! Me acompañó mi equipo de filmación de Los secretos mejor guardados, entre ellos Juan Eduardo Sepúlveda —director—, Andrés de Paz —director de fotografía—, Roberto de León —unidad B— y Luis Roberto Méndez —sonidista—, y en Guatemala nos aguarda el editor Miguel Hernández.

Marruecos nos ha sorprendido con sus contrastes entre las conocidas medinas, que son ciudadelas antiguas amuralladas, y por el otro lado, ciudades con grandes adelantos tecnológicos. Ojalá Guatemala tuviera los trenes de alta velocidad que tiene Marruecos. Ese pequeño detalle, junto a sus maravillosas carreteras, me hace comprender que es un país del primer mundo. Sin embargo, la gran diferencia entre estos dos países es que Guatemala fue “conquistada”, mientras que Marruecos fue “habitada”.

Así es el Marruecos que estamos descubriendo día a día en nuestra gira. Es un país que enamora por sus tradiciones, su gastronomía, sus artesanías y su místico ambiente. Hasta este momento hemos filmado en el puerto de Tanger Med, en la ciudad de Fez, en Meknes, y la capital de Marruecos, Rabat. Aún nos queda Marrakech, Casa Blanca, Dakhla, Ourzazate, y el desierto del Sáhara, que esperamos ansiosamente filmar.

Siendo esta nación un enclave multicultural de comunidades musulmanas, judías y cristianas, se le llama “el Dorado de los amantes de la buena vida”. Quizás sea cierto, por la elegancia de Rabat y el colorido de Fez y Marrakech. Mucho más que historia, cada callejuela se convierte en un misterio en la densa niebla de la madrugada. Sus luces nocturnas iluminan vestuarios que nos nublan la imaginación.

En las décadas de 1940 y 1950, el Tánger fue lugar de encuentro para agentes secretos y una meca para soñadores. Recorrí sus calles, entré a sus comercios, caminé por su puerto y pude explorar los restos de las murallas, pero lo que nunca olvidaré es la kasbah del Tánger de noche, con la iluminación tenue que creaba un ambiente mágico.

Allí visitamos la Universidad más antigua del planeta, que data del año 931, fundada por dos hermanas. Con guantes especiales me permitieron abrir y tocar el milenario libro sagrado del mundo musulmán: el Corán, que tiene más de 1,200 años de antigüedad, y la primera Biblia Cristiana traducida al árabe, del siglo VII.

Con cada paso que vamos dando en nuestra travesía nos vamos encontrando con nuevos descubrimientos, y al llegar al Sáhara esperamos ver atardeceres multicolores, contrastes y visiones como salidos de otro planeta, y sentiremos el viento que ha escupido las dunas del desierto. Es en este bello país del África, cuna de los bereberes, donde poetas, escritores y cineastas famosos se han inspirado para grabar las películas que perduran en el tiempo. ¿Y quién no se inspira al ver un mar dibujado en las costas con palmeras de dátiles, medinas que enloquecen y nieves que cubren las cimas de los majestuosos montes Atlas? Pronto estas producciones serán transmitidas por Guatevisión, gracias al embajador de Marruecos en Guatemala, Tarik Louajri, quien nos facilitó este maravilloso viaje, y al Ministerio de Relaciones Exteriores de Marruecos.