ALEPH

Los virus, la justicia y los políticos

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Le temo más a los políticos inconscientes con demasiado poder al frente de las naciones que a un virus que amenaza con traducirse en una pandemia mundial. Matan más los primeros. Claro que estaré siempre del lado de la prevención y la información a tiempo, pero me atrevo a predecir que en Guatemala seguirá muriendo más gente por enfermedades prevenibles y asesinatos diarios que la que veremos morir por el coronavirus (covid-19). Es más, la gente bien nutrida no pasará de tener una gripe si el virus le ataca; el problema radica en la debilidad de nuestra estructura sanitaria y en los abandonados de siempre, que por su desnutrición y extrema pobreza no tendrán suficientes defensas ante ese virus o cualquier otro.

' Lo que sería insostenible es que un evento de profundo calado humano se convirtiera en un distractor político.

Carolina Escobar Sarti

De allí que prefiera análisis más “higiénicos” y menos alarmistas que nos permitan ver la realidad sin tanto velo informático o sesgo político. ¿Hay que tomar las medidas de prevención adecuadas ante la amenaza de este virus? Sí. ¿Hay que informar debida y oportunamente? Sí. ¿Hay que aprovechar el momento para fortalecer un sistema sanitario que colapsa ante cualquier epidemia? Definitivamente. Prevenir es siempre mejor que lamentar, dice mi madre, y actuar es lo que toca, pero lo que sería insostenible es que un evento de profundo calado humano se convirtiera en un distractor político.

En Guatemala, además de las enfermedades prevenibles y los asesinatos diarios, hay otras causas de muerte incuestionables: la falta de justicia y la corrupción. Esos son males estructurales. Así que el covid-19 es tan importante como la elección de magistrados y suplentes de las cortes. Por cierto, lo del covid-19 y la incapacidad del Estado para responder a una epidemia de tal tamaño me recuerda un sistema de salud ultrajado por personas como Gustavo Alejos, ahora en el centro del huracán que define el proceso corrupto de elección de las cortes.

Algunos dicen que si se quedan los magistrados actuales, ahora que se detiene el proceso de elección de los corruptos que pretendían entrar a las cortes, será peor. No estoy de acuerdo. Comenzar el proceso de cero no garantiza que los que vengan sean mejores que los magistrados que están, pero al menos se fortalecen los procesos de una democracia que se niega a ponerse de pie. La mayoría de los que están ahora, de los que aplicaron para el proceso actual y de los que querrán volver a aplicar, son corruptos y han arrodillado a la justicia. Tenemos que apostarle a un proceso real de fortalecimiento de las instituciones y cambiar las reglas del juego.

En este contexto, la OMS anuncia una posible pandemia mundial y el gobierno de Guatemala alerta a la ciudadanía guatemalteca sobre el nuevo virus. Lo interesante es que el covid-19 servirá aquí y en todo el mundo como un poderoso y amenazante distractor de la opinión pública ante situaciones políticas complejas. Casualmente, el mismo día que Estados Unidos le da asilo a la ex fiscal general Thelma Aldana, el gobierno guatemalteco anuncia todo lo relativo al covid-19 y las medidas que se tomarán en este país. No hablo de paranoias conspirativas, hablo simplemente de coincidencias, aunque me han dicho muchas veces que en política nada es casualidad.

En The Eyes of Darkness (Los ojos de la oscuridad), de Dean Koontz, el autor de la novela de suspenso de corte futurista, escrita en 1981, describe con bastante similitud la situación actual del coronavirus; allí quedan situados el año, el nombre, incluso el lugar donde hoy se vive este. Solo que él habla del virus como un arma biológica capaz de diezmar a la población y salvar al mundo. Lo que no dijo Koontz es que la corrupción, la injusticia y la violencia de los ejércitos fueran armas tanto o más letales que el virus que él figuró.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.