PUNTO DE ENCUENTRO

Marco Antonio Molina Theissen: hasta encontrarte

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Un martes como hoy, el 6 de octubre de 1981, hace 39 años, fue secuestrado por un comando armado —que ingresó violentamente a su casa— Marco Antonio Molina Theissen. Desde entonces se encuentra desaparecido y aunque los responsables de este hecho fueron condenados por un tribunal guatemalteco en 2018, se niegan a decir qué hicieron con él y dónde están sus restos.

' Seguimos alzando nuestras voces por Marco Antonio y por los miles de niñas y niños guatemaltecos que están desaparecidos.

Marielos Monzón

Marco Antonio tenía 14 años cuando se lo llevaron. Ese día estaba con su mamá, Emma Theissen, quien fue testigo de cómo a su pequeño lo engrilletaron, lo metieron en un costal, lo tiraron en la parte trasera de un pick up y se lo llevaron con rumbo desconocido. No ha pasado un solo día, desde aquel terrible 6 de octubre, en el que doña Emma y su familia hayan dejado de buscarlo.

Un día antes de la desaparición de Marco Antonio, su hermana Emma Guadalupe había logrado escapar de la base militar Manuel Lisandro Barillas en Quetzaltenango, donde estaba detenida ilegalmente. A Emma la violaron y la torturaron durante nueve días. La privaron de agua y de comida. Cuando logró huir de aquel infierno, sus verdugos —parte del aparato represivo del Estado guatemalteco— ordenaron recapturarla y al no encontrarla en su casa, se llevaron a Marco Antonio.

Siguiendo al pie de la letra la Doctrina de Seguridad Nacional, durante más de tres décadas en Guatemala se instauró un régimen de terror que utilizó la represión y la violencia indiscriminada que incluso alcanzó a 5 mil niñas y niños que, como Marco Antonio, fueron desaparecidos.

Ese sistema de violaciones masivas a los derechos humanos es la génesis de la impunidad que seguimos viviendo y que generó estructuras clandestinas y criminales —que aunque mutaron— hoy siguen vigentes. El terrorismo de Estado no se produjo por casualidad, ni fue una ocurrencia de mentes enfermas o de un grupo de militares desquiciados. La represión tuvo como objetivo defender el sistema económico imperante e instalar el miedo en la sociedad para acabar con la semilla de toda expresión social de resistencia y de lucha por la democracia y la libertad. Por eso la tierra arrasada, por eso los miles de asesinados, torturados y masacrados. Por eso la esclavitud sexual y las desaparecieron forzadas como instrumento del terror.

La historia de los Molina Theissen —como la de cientos de familias guatemaltecas— es un relato de dolor, de angustia y de incertidumbre. Pero sobre todo es una historia de valentía, de perseverancia, de búsqueda de verdad y justicia, de profundo amor y de enorme dignidad.

Treinta y nueve años es demasiado tiempo para el corazón de una madre, que como a doña Emma le arrebataron a su niño sin poder impedirlo. Treinta y nueve años es una eternidad para María Eugenia, Emma Guadalupe y Lucrecia, las hermanas de Marco Antonio, que sin claudicar llevaron a los responsables de su desaparición ante la justicia, pero se siguen preguntando dónde está.

La esperanza es la luz que las valientes mujeres Molina Theissen han mantenido encendida a pesar de la violencia, del silencio de los victimarios y sus cómplices y del horror. Junto a ellas, 39 años después, seguimos alzando nuestras voces por Marco Antonio y por los miles de niñas y niños guatemaltecos que están desaparecidos.
Marco Antonio está vivo en la memoria y en el corazón de doña Emma y en el de sus hermanas. Recorrió junto a ellas el empedrado camino de la justicia, que le arrancó un pedazo a ese muro casi infranqueable de la impunidad. Hoy seguimos acompañándolas en cada paso que dan por saber la verdad y por recuperar a ese pequeño de 14 años al que nunca debieron llevarse y a quien le decimos: no vamos a parar hasta encontrarte.

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.