REGISTRO AKÁSICO

¡Mi reino por un caballo!

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Ricardo III de York ganaba la batalla contra su rival Enrique VII de Inglaterra. En el fragor combativo quedó rodeado por el enemigo, sin salida para su apurada situación. Los fantasmas de sus víctimas por su ambición de obtener el reino inglés le anunciaron: ¡desespera y muere!

De la misma manera se encuentra el país. Está rodeado, amenazado y asediado, pero no alcanza tener a mano su salvación. Para salir de la asechanza, no debe lanzar espadazos a diestra y siniestra, sino conseguir un caballo. El corcel es una visión de país, un proyecto de desarrollo, en fin, una propuesta para el futuro. Forzar candidaturas; suspender un fin de semana el conteo electoral, como sucedió en los comicios generales; amparo para cualquier nimiedad, favorecida por intervencionistas; tonterías e ingenuidad en leyes de procedimientos de designación, etc. no sirven para nada. Peor, olvidarse de los responsables. ¿Quién impidió con amparos la renovación de la Corte Suprema de Justicia? ¿Cuál es la causa del olvido? ¿A quién satisficieron los diputados en su propuesta de comisiones de designación? ¿Quién era esa diputada aplaudida por un influenciador multimillonario, autora de procedimientos torpes de designación?

' Para el intervencionismo mafioso se necesita de esbirros decididos al mal sin ningún escrúpulo.

Antonio Mosquera Aguilar

No es un llamado a la censura. Tampoco a negar la posibilidad de futuros amparos, declaraciones y candidaturas. En el régimen democrático, unas veces se gana y otras se pierde. Se reclama el cumplimiento de la ley y el recuento de votos. Max Weber (*1864+1920) manifestaba la necesidad de los políticos que mantienen sus convicciones cuando son minoría. No a los marrulleros impugnadores de elecciones cuando las pierden.

Es indigno negar los derechos a una mayoría de letrados manifestada en un momento, como si no fuera una posición fruto de un proceso libre y limpio. Me disgustan, los adverso, pero los respeto. Puedo tener enemistad con un candidato, pero no me autoriza a injuriarlo, inventar calumnias o crear tipificaciones delictuosas inexistentes. Junticidio consistente en visitar a un amigo en la cárcel. El hotelocidio cuando se realiza una junta proselitista en un albergue. Propagandicidio si recomiendo a un candidato objetado por favorecidos. Incredulicidio si dudo de las denuncias patrocinadas por intereses encubiertos.

Puedo ser hostil al pasado rector Carlos Estuardo Gálvez Barrios, por su falta de sensibilidad social frente a los aspirantes de escasos recursos deseosos de ingreso a la universidad pública; puedo tener problemas personales en su contra, pero jamás insultarlo para ganar en mi antipatía. Si goza de seguidores dispuestos al voto, debo respetarlos.

Igual sucede con el juez Mynor Moto Morataya. Fue un error su participación, pues comprometió su investidura judicial. Ya se ve, el privilegio excesivo de excedencia en el cargo es enlodado. Su calidad es negada para avanzar en una disputa político electoral. Hasta un discurso embrollado de un asesor del presidente norteamericano formó parte de la tramoya en la elección por un mes de un miembro de la Corte de Constitucionalidad. La superpotencia involucrándose en una elección de un colegio profesional en un pequeño país centroamericano. Mientras tanto, olvido del sur de Venezuela, donde se descubren cinco mil invasores armados, reacios a pactar la paz en Colombia. ¡Vaya si no está en decadencia EUA!

Pero no hay como tener un árbitro a mi favor. Dispuesto a marcar un tiro penal inexistente. Impedir los avances, pitando fuera de lugar o expulsando jugadores. Justicia estilo norteamericano, el propio presidente Biden la señaló de necesitada del sentido de decencia.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.