REGISTRO AKÁSICO
Misma gata solo revolcada
Las carreteras con El Salvador están en pésimas condiciones, tampoco existen visos de ampliación. Los tramos reparados son pequeños. Pasar de un país a otro, es el itinerario del reino del descuido a un territorio dedicado al mejoramiento vial. La aproximación a los puertos de la bahía de Amatique, provoca pánico. Los camiones cargados de furgones circulando cercanos a los cien kilómetros por hora, en una carretera de dos carriles. El ingreso a los puertos es un embudo atroz. Antes se ha pasado por un desvío hacia la frontera hondureña carente de cualquier facilidad para descanso de viajeros. Las malas decisiones del pasado hacen de las carreteras a México y Belice: un desastre. En general, fuera de unas pocas cabeceras, a ninguna se le construye un periférico, ahora que es barato, posible y con proyección al futuro, porque existen áreas susceptibles sin viviendas. De las carreteras al Pacífico, ni hablar. Para continuar con la inopia de ferrocarriles, transporte eléctrico o aéreo.
' Vuelta a las mismas con el Ministerio de Comunicaciones, con las notas de limitado, angosto, sin futuro.
Antonio Mosquera Aguilar
Sin marineros no se colocará oferta en países vecinos. Se estará al capricho de países obstaculizadores y las marinas de las potencias mundiales. Los pequeños agricultores han levantado con su esfuerzo, la exportación de verduras; luego, se acompañan de productos de cuero y textiles en pequeña escala. Sin embargo, la vía terrestre apenas consigue acceso a los dos países centroamericanos limítrofes. Costa Rica y Panamá, ameritan un transporte mayor. Como en los siglos pasados cuando los transportistas nacionales fueron echados del mar por piratas; ahora, para vender productos en cualquier isla caribeña; antes, se debe pasar por EUA.
Las nuevas obras de comunicación se han sustituido por reparación costosa, de mala calidad y sin atención de los problemas no previstos surgidos después de realizadas estas. Los préstamos suponen gastos escondidos para los facilitadores y otros debidos al peculado en la contratación y supervisión. Por esa razón, la ejecución de la obra pública siempre conlleva un efecto oneroso mayor a la ejecución privada. El peaje nunca se considera, ni siquiera cuando la obra es nueva. En dos caminos, el nuevo se habilita gratis como en Chimaltenango, y el viejo se deja para obsolescencia. Para programar y realizar obras, como el adicto pide la droga, los nuevos funcionarios piden empréstitos extranjeros. Todo se hará en grande y las comisiones también. Naturalmente, caminos debidamente aprobados por achichincles y allegados. Los empresarios del Cacif ancestral, tienen sus ministerios. Han formado roscas de socios y contratistas, acostumbrados a realizar negocios, sólo entre ellos. A los nuevos constructores, los odian y calumnian de ligados al lavado del dinero. Medran en el monopolio.
Al pantano demócrata no le importa el latrocinio local, siempre cuando consigan resultados políticos de su interés. Busca mala conexión internacional, abandono de mejora de la red vial. Mientras China impulsa la conectividad por medio de un cinturón o un camino, conocido como la nueva ruta de la seda. Los EUA mantienen tapones, como el Darién, impiden mejoramiento de puertos, han dejado de interesarse en el tránsito del Atlántico al Pacífico, mientras apapachan la falta de conectividad centroamericana.
Pasar de la propaganda demagógica a las realidades, necesita estar por encima de llenar tamaletas, o utilizar palabrejas como infraestructura. Es necesario un proyecto de futuro en comunicaciones. Ya basta de calcular centímetros de lengua por habitante, para demostrar la realidad de una comunicación segura, pertinente y con alcance de mercados.