PLUMA INVITADA

Movamos la aguja de la prosperidad, de verdad

Cuatro mil millones de dólares para el Triángulo Norte. Los guatemaltecos y ciudadanos de los países vecinos llevamos un par de semanas analizando y dimensionando lo que la inversión de dicha cantidad de dinero pudiera significar para nuestros países. La receta del éxito de la apuesta del gobierno norteamericano para fomentar la prosperidad en la región y con ello reducir la migración irregular, radicará en el destino de dichos fondos y es aquí donde quiero hacer un par de reflexiones.

' Durante el 2019, USAID desarrolló proyectos en Guatemala por 151 millones de dólares.

Eduardo Girón

Primero, quiero resaltar que para crear oportunidades económicas como país debemos ser más competitivos. El Índice de Competitividad Global (2019) otorga una puntuación de 53.5 sobre 100 a Guatemala, de 52.6 para El Salvador y de 52.7 para Honduras. En términos prácticos, no pasamos la prueba de la competitividad. Este índice mide 12 pilares, dentro de los cuales se encuentran factores como infraestructura, innovación y educación. La única forma de mover la aguja de la prosperidad en el largo plazo es invirtiendo en la mejora de nuestra competitividad. En la medida que seamos más competitivos, habrá más atracción de inversión extranjera directa, más confianza para la inversión y consumo local, mayor generación de empleo y por ende, verdadera prosperidad y desarrollo.

Continuando con el tema de infraestructura, siendo este uno de los potenciales destinos de los recursos, veamos algunos ejemplos de la inversión que se requeriría para desarrollar grandes obras, en base a las inversiones de otros países centroamericanos. Una línea de metro de unos 21 kilómetros pudiera requerir una inversión de alrededor de $1,500 millones, un aeropuerto internacional aproximadamente $150 millones y una terminal de contenedores unos $900 millones. Sin duda, estos serían proyectos que impactarían positivamente la competitividad logística del país.

Otro potencial destino de los recursos podría ser implementación de programas para la aceleración de proyectos de emprendimiento tecnológicos e innovadores, así como el apoyo a emprendimientos con alto potencial de escalabilidad a nivel global. Destinar fondos para fomentar la investigación y desarrollo en las empresas y contribuir a la sofisticación de los productos y servicios que salen del país hacia el mundo también tendría un resultado relevante. Esto, sumado a la elevación de las competencias del talento humano guatemalteco, significaría un importante aporte para la generación de empleo.

Desde mi punto de vista, no es difícil encontrar un buen uso para los fondos que la Vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, anunció en su reciente visita al país. La pregunta capciosa es: ¿podemos esperar que esos fondos realmente lleguen a ser utilizados en proyectos que sí generen prosperidad y oportunidades económicas que frenen la migración?

Durante el 2019, USAID desarrolló proyectos en Guatemala por 151 millones de dólares. De estos, las tres categorías más grandes fueron: 1) Gobierno y sociedad civil con $49 millones 2) Negocios y otros servicios con $18 millones y 3) Respuesta a emergencias por $15 millones.

Debemos evitar que los fondos de los impuestos del país norteamericano lleguen a manos de organizaciones no gubernamentales que utilicen los recursos para la implementación de iniciativas que causen más migración de la que pudieran prevenir o que solamente alivien temporalmente el problema, pero no generen soluciones de fondo. Es momento de ejercer un liderazgo visionario y promover que dichos recursos sean invertidos en soluciones de largo plazo que nos ayuden a construir un país que realmente genere oportunidades económicas para todos.

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