PLUMA INVITADA

No personalicemos a las instituciones

La Apoteosis de Washington es un fresco enorme que se encuentra en la Rotonda del Capitolio de los Estados Unidos, en Washington D.C. Esta obra retrata a George Washington, el primer presidente de Estados Unidos, y le da un simbolismo de un dios. En la Rotonda también se encuentran estatuas de otros presidentes que sucedieron a Washington, presidentes que no habrían existido si se hubiera caído en el desacierto de la personalización de las instituciones.

' Como guatemaltecos, debemos concentrarnos en lo que nos une, no en lo que nos divide.

Eduardo Girón

La semana pasada, durante una misión política a Washington D.C. de la Federación de Cámaras y Asociaciones Industriales de Centroamérica y República Dominicana (Fecaica), tuve la oportunidad de estar debajo de ese impresionante fresco y escuchar la historia de cómo Washington, tras ocho años en el poder, decidió no postularse para la reelección. Esto, a pesar de que no existía una prohibición constitucional para realizarlo. Para este Padre de la Patria, dejar la Presidencia significaba sentar un precedente en una naciente república que recién acababa de lograr su independencia de Gran Bretaña. ¿Cuál era este precedente? Que los países democráticos no deben depender de personas individuales para seguir adelante, sino que lo que se debe fomentar es la fortaleza institucional, sin importar quién lo lidere.

La personalización de las instituciones es un error. Como país, en lugar de procurar la permanencia de una persona en un cargo, debemos procurar un verdadero fortalecimiento institucional. Según el índice de competitividad global del 2019, Guatemala tiene una puntuación de 53.5 sobre 100, y la categoría de instituciones es una de las que poseen la calificación más baja. De igual forma, el índice de capacidad para combatir la corrupción 2021, medición que evalúa la capacidad de los países latinoamericanos para detectar, castigar y prevenir la corrupción, califica a Guatemala con un 3.84, muy por debajo del 7.80 de Uruguay, país en la medición con la más alta puntuación. Y justamente al analizar cada una de las variables, descubrimos que la categoría de “Democracia e instituciones” es la que muestra los números más bajos.

¿Será entonces que todavía existe duda de que para ser más competitivos y tener mejores capacidades para combatir la corrupción la clave está en el fortalecimiento institucional? Las instituciones deben permanecer a través del tiempo, y esto solo puede lograrse con un fortalecimiento verdaderamente profundo, que no se encuentre atado a personas particulares.

Nadie niega que los esfuerzos para combatir la corrupción son completamente necesarios. En momentos en que los gobiernos tienen una gran presión financiera derivada de los compromisos externos adquiridos para hacerle frente a la crisis sanitaria, que hemos visto la precariedad de los sistemas de salud y educación, debemos combatir la corrupción para que los recursos sean utilizados adecuadamente.

De igual forma, la justicia es un pilar fundamental en toda sociedad democrática. Se deben respetar los debidos procesos y las garantías procesales. Instituciones sólidas permitirán que la justicia se administre de manera imparcial y no de forma selectiva. Esa justicia objetiva, no polarizada y libre de presiones externas es a la que debemos aspirar.

Como guatemaltecos, debemos concentrarnos en lo que nos une, no en lo que nos divide. Enfoquemos nuestros esfuerzos en promover lo que realmente moverá la aguja en el largo plazo, el fortalecimiento institucional.

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