META HUMANOS

Nuestra soberanía no se defiende en las cortes

En estos días de incertidumbre, resuenan en mi mente las notas de nuestro himno nacional: “Libre al viento tu hermosa bandera, a vencer o a morir llamará, que tu pueblo con ánima fiera, antes muerto que esclavo será. Pues tus hijos valientes y altivos, que veneran la paz cual presea, nunca esquivan la ruda pelea, si defienden su tierra y su hogar”. Estas palabras no son el recuerdo lejano de un acto cívico, sino un llamado a vivir nuestra identidad compartida y nuestro propósito.

Hoy es momento de que los guatemaltecos, sobre todo los jóvenes, hagamos vida aquella promesa que decía: “Juramos mantener tu excelsitud sobre todas las cosas; en los prósperos días, y en los días adversos, velar y aun morir, porque ondees perpetuamente sobre una patria digna”.

Guatemala atraviesa por momentos adversos. En un proceso electoral histórico, en el que el voto nulo y el apoyo de la juventud para un candidato presidencial inesperado puso en jaque a las estructuras corruptas del país, nueve partidos políticos a los que les dijimos claramente “fuera” se unen (apoyados por los de siempre) para pedir a una corte (por cierto, ilegítima) un recuento de votos…

Mientras la comunidad internacional pide públicamente respetar la voluntad popular, el gobierno de turno arremete y les pide a ellos “respetar la soberanía del país”… y me pregunto ¿qué soberanía piden respetar?, cuando son ellos mismos quienes no la reconocen. Su doble moral es como la de aquel que pretende peinar a un calvo…

En medio del caos, los jóvenes lo vemos todo. Estamos informados e involucrados en el proceso electoral. Sabemos que la corrupción nos ha robado dinero, seguridad, salud y educación. Sabemos que la democracia es lo único que nos queda y no la vamos a entregar.

' Vamos a velar y aun morir por defender la soberanía de nuestra voluntad expresada a través del voto.

Adela Sagastume

Estamos conscientes de que nuestra democracia está colgando de un hilo y estamos dispuestos a elevar nuestra voz y a unirnos para defenderla, para demostrar a los corruptos que el pueblo unido es el arma más poderosa para que den marcha atrás.

Vivir con un Tribunal Supremo Electoral, una Corte de Constitucionalidad o una Corte Suprema de Justicia capaces de atentar contra la soberanía de los guatemaltecos es muy peligroso. Si esta situación no te da miedo, si no dimensionas lo que significa para nuestro presente y nuestro futuro, necesitamos conversar sobre lo que pasará si la democracia se nos arrebata de las manos.

Como guatemalteca, es mi responsabilidad comunicar la gravedad de lo que ocurre. Estamos en un punto de no retorno: o perdemos nuestra democracia y soberanía o las recuperamos y fortalecemos.

El destino de nuestro país aún está en nuestras manos. Lo trazamos en las urnas y es momento de hacer que se respete. El precio de no defenderlo es caer en un Estado cooptado y autoritario. Representa un suicidio moral y económico, en donde dejará de existir la inversión, el turismo, el libre comercio, la libertad de expresión, la infraestructura para el desarrollo, el acceso a educación y la salud. Es volvernos un Estado fallido, con el que nadie querrá negociar y en donde todos (a excepción de los corruptos) perderemos.

Este momento histórico no es una lucha entre partidos políticos o ideologías, es una lucha contra la corrupción, para defender el estado de Derecho. Para defender lo que estamos llamados a ser y para decir basta al pacto de corruptos. Si nos unimos hay esperanza.

Termino recordando que el valor de la democracia se demuestra en las urnas, no en las cortes. No nos vamos a callar, no vamos a dar un paso atrás, porque vamos a velar y aun morir por defender la soberanía de nuestra voluntad expresada a través del voto.

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