IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Pero sigue siendo “el rey”
La coalición de extrema derecha liderada por Benjamin Netanyaju ha obtenido el triunfo en las últimas elecciones de Israel. Netanyahu es el primer ministro con más años de servicio en la historia de este país, y la victoria extenderá su primacía aún más. Su dominio de la política israelí es tan indiscutible que incluso en el año y medio que acaba de estar en la oposición gran parte del debate público giró en torno a él.
' El éxito de la imagen que proyecta Netanyahu se sintetiza en que es percibido como el mejor protector para el país.
Brenda Sanchinelli
Con esta victoria el país da un importante giro a la derecha. Sus partidarios lo aclamaban: ¡Bibi el Rey de Israel!, y aunque, puede ser que no tenga los poderes de un monarca, en el arte de la política sí que es un rey, habiendo tenido la capacidad de levantarse cuando todos lo dieron por muerto. Bibi es un indiscutible líder del partido conservador, que hasta el momento no tiene un rival de su altura.
Uno de los corresponsales de BBC News en Jerusalén explicó que “el éxito de Netanyahu se debe en buena parte a su imagen, percibida colectivamente como la persona más adecuada para proteger al país de las fuerzas hostiles en el resto del Medio Oriente”. Bibi consiguió lo inimaginable: la normalización de las relaciones con países árabes, sin ceder ninguna parte de territorio y, además, el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como la capital israelí.
La participación en estas elecciones alcanzó su nivel más alto en al menos 23 años, acercándose al 70 por ciento. Lo que es una buena señal para esa nación, ya que los israelíes ofrecieron una gran prueba de democracia. Netanyahu tenía calculado que, si ganaba esta vez, lo haría junto con la extrema derecha, en cuyas filas hay figuras extremistas que están mal vistas incluso por varios miembros del Likud (su propio partido).
Increíblemente, si alguien hubiera predicho hace solo algunas semanas el ascenso del sionismo religioso y que se convertiría en la tercera fuerza política, con 14 escaños, habría sido tildado de una persona desconectada de la realidad. Pero hoy esto es un hecho, confirmando el modo como Israel está virando cada vez más fuerte hacia la derecha, por los resultados obtenidos con los partidos de izquierda. Los laboristas ganaron solo cuatro escaños, pocos para lo que históricamente fue el primer partido en el país.
Netanyahu volverá al poder con una coalición más fuerte, y tal vez incluso una mayor capacidad para hacer algunas maniobras políticas y cambios que internamente pueden no ser tan significativos, pero que, a nivel regional, podrían darle la oportunidad de reanudar su visión dinámica de expansión política, bajo los auspicios de los Acuerdos de Abraham.
Seguramente el regreso de Netanyahu no puede ser visto positivamente por algunos actores regionales, entre ellos, obviamente, la actual administración estadounidense, que claramente ha tratado de apoyar la coalición de Lapid. Es más, el nuevo liderazgo israelí podría agregar más dificultades para la administración Biden, en un momento en que la confrontación ruso-estadounidense está en gran medida en marcha y afecta las relaciones de EE. UU., particularmente con los países del Golfo.
Para Netanyahu la visión estratégica es capitalizar lo que ya ha ganado, al normalizar las relaciones entre los árabes e Israel. Esta línea será uno de sus pilares de la política regional, que utilizará, aunque solo sea para demostrar la eficacia de su política y su resiliencia. Bibi tendrá la difícil tarea de balancear las exigencias de sus socios de coalición con los problemas de política interna, sus relaciones con Ucrania, Moscú, la UE y los países árabes. Pero el mejor impulso y apoyo para su mandato, sin duda, sería el triunfo de los Republicanos en las elecciones de medio mandato en EE. UU.