SI ME PERMITE

Quien sabe mediar estará construyendo puentes

|

“El mediador debe crear un contexto cooperativo y revelar las decisiones de cambio”. Florencia Brandoni

En los días que vivimos pareciera que lo más usual en toda relación es tomar partidos y buscar primeramente las diferencias que tenemos. Lamentablemente, esto no solo nos está afectando en las relaciones interpersonales, sino también en los esfuerzos que nos gustaría participar para llevar a cabo proyectos que normalmente no se pueden hacer a nivel individual.

Claro, se aprecia y se valora al máximo a aquellos que dejando de lado sus intereses saben tomarse el tiempo y el interés en entender cada parte y buscando los puntos que son de algún modo afines crean diálogo para que se pueda aprovechar el esfuerzo a nivel que en lo individual nunca se podría lograr. Cada uno de nosotros estamos rodeados con una gran diversidad de instituciones y empresas que seguramente nacieron como proyecto en la mente de alguien y una vez compartidas engrosaron filas y dejando a un lado las posturas y los criterios personales estructuraron empresas que han alcanzado logros que son dignos de admiración y que muchos aprovechamos de ellos a diario.

Es tan importante entender que no hay que anular las posturas diferentes que se plantean, sino que habrá que buscar puntos que convergen y empezar a construir puentes que al unirse los beneficios se multiplica el esfuerzo y también el logro que se ha podido alcanzar.

' El que puede mediar es recordado como un aliado y amigo para cada una de las partes.

Samuel Berberián

Mediar muchas veces incluye el criterio de interpretar y visualizar donde está el interés que es común y ayudar a cada parte para que no solo lo comprenda, sino que también lo pueda aprovechar al máximo.
Es muy probable que esto implique un proceso, lo cual no tiene nada de malo. Cuando el proceso se acepta y se inicia a ver claridad al final del túnel los alcances pueden ser incalculables. no solo para los que participan. sino para las generaciones que siguen.

Esto se puede entender en cada invento que el ser humano ha logrado, que en un inicio se pudo haber visto con extrañeza, pero una vez que se logró se presume y también se aprovecha del mismo.
Dos elementos que todo mediador busca en su intervención es, en primer lugar, disipar la intransigencia porque con ella no hay diálogo y mucho menos interés en la comprensión. En segundo lugar, es el protagonismo que el individualismo busca. Por ello es muy fácil de entender el tan conocido refrán: “Una mano lava la otra y las dos lavan la cara”.

Sin duda, esto, que por lo popular sea y fácil de recitarlo, requiere aprenderse con coordinación y una vez que se logra la repetición, por más de una vez que se haya hecho, uno llega a ser tan hábil que lo puede hacer sin la necesidad de tener que verlo y calcular cada etapa del proceso que conlleva.

Es más que evidente que no debemos ir muy lejos para darnos cuenta de que a diario, en nuestro derredor, hay una demanda para que alguien se detenga y deje de hacer lo que estaba haciendo para mediar como un experto constructor de puentes para que las partes regresen a una sana y fructífera relación, simplemente porque estaban dispuestos a ceder el espacio que la otra parte estaba buscando.
La tarea es titánica, pero empecemos por lo más cotidiano en aceptar cuando alguien se está ofreciendo en mediar a nuestro favor posiblemente en lo más simple o rutinario de la vida.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.