DE MIS NOTAS

Reflexiones del periodismo en este siglo

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De entrada, sostengo que la libre emisión del pensamiento tiene preeminencia, porque es la madre que engendró la prensa en todas sus multiformes tribunas. Es desde ese espacio de las libertades individuales donde se genera el libre intercambio de las ideas.

' El mayor peligro es que se acorta la distancia entre periodismo y activismo político.

Alfred Kaltschmitt

Voltaire, con su célebre “no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”, dejó también claro que esa libertad de expresión tiene una importancia más que significativa, porque con ella surgen responsabilidades. Es decir, “a mayor libertad, mayor responsabilidad”.

Para la democracia, la importancia de una prensa sin limitaciones ni restricciones de ninguna índole es fundamental. El llamado “séptimo poder” tiene la capacidad de penetrar hasta la hediondez las oscuridades ilícitas, corruptas e inmorales de las instituciones privadas y gubernamentales. El lector es el que analiza y digiere.

Pero, claro, como se comprueba en la realidad, hay una diversidad de audiencias, de periódicos y medios digitales, que rivalizan en defender diferentes posturas políticas o ideológicas.

Esa libertad de expresión vertida en el desempeño del periodismo tiene ciertas limitaciones específicas: materiales obscenos, plagios de derechos de autor, difamación y calumnia, amenazas, incitar a acciones ilegales o solicitar que se cometan delitos. Es decir, no es una libertad irrestricta.

La semana pasada, la Cámara Guatemalteca de Periodismo llevó a cabo el conversatorio digital “Avatares del periodismo en el siglo XXI”, en donde se analizaron los retos que enfrenta el periodismo a nivel nacional y mundial, de cara a los desafíos que las innovaciones tecnológicas, las plataformas digitales, el periodismo digital, la proliferación de medios digitales y el activismo político imponen al oficio del periodismo.

Con la participación de Elsie Sierra, Joaquín Medina, Rodrigo Arenas y Roberto Ardón, surgieron interesantes análisis y posturas. Entre las que considero más pertinentes y relevantes a nuestra realidad son “El peligro de la creciente tendencia de acortar la distancia entre periodismo y activismo político”. Todos los medios tienen una línea política editorial desde la particular inclinación de sus fundadores, pero lo que no debe hacer es “una cobertura sin rigor investigativo y veracidad, porque cuando no se verifica la información se cae en el activismo político”, señaló un expositor.

Otros comentarios: “Un mal periodismo es el que destruye la dignidad de una persona”. “La función del periodista respecto de otras figuras, como columnista o presentador de noticias”. “Hay una pérdida de credibilidad del periodismo, señalan los estudios de opinión”. “La autorreflexión y la autocrítica desde las asociaciones periodísticas es determinante para mejorar hacia adentro, pero también porque están obligados a formar y educar a las audiencias”. “Las universidades deben cuidar que los docentes no les impongan a los estudiantes de periodismo sus sesgos ideológicos”. “Existe una falta de profesionalismo. Los medios no están contratando a los mejores”. “Para el periodista la verdad es su primera gran herramienta”. “Las noticias no se generan, se cubren”. “La Ley de Emisión del Pensamiento nos obliga a no criticar la vida privada”. “Como en todo proceso disruptivo hay cosas buenas y malas. El periodismo digital favorece la creación de nuevos medios, pero también es negativo”.

En síntesis, este primer conversatorio de la Cámara Guatemalteca de Periodismo es un valioso instrumento para prepararnos para los desafíos, inéditos, que se están dando.

Ya hay demostraciones palpables de la degeneración, como dedicar páginas enteras y primeras planas contra personas, adjudicándoles cualquier cantidad de epítetos y actos ilegales sin ninguna prueba. Eso no es periodismo, es pasquín de enredos.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.