URBANISMO Y SOCIEDAD
Reforestación y medioambiente
Cada año se queman o talan alrededor de 13 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo. Con solo mantenerlos vivos, estos bosques nos ayudarían a mitigar el cambio climático.
Los árboles constituyen una tecnología natural increíble. Generalmente llamados los pulmones del planeta, los árboles vivos de los bosques tropicales “inhalan” dióxido de carbono (CO2) del aire. Los bosques sanos limpian el aire y regulan el clima.
Los bosques vivos sostienen la vida: benefician a las personas, a las plantas y a los animales por todo el trabajo invisible que realizan como almacén de carbono. Talar bosques contribuye al cambio climático.
Pero restaurar la naturaleza, en todo tipo de paisaje, es una herramienta poderosa en la carrera por detener el cambio climático.
En la América Latina, puntualiza Pablo Pacheco, “las plantaciones de palma aceitera no son necesariamente el principal impulsor de la deforestación, pero pueden tener impactos a escala local; por ejemplo, en Perú, Ecuador, Honduras, México y Guatemala. Y ayudan a controlar el clima del planeta y las precipitaciones.
' Si no se hace frente a la posible crisis financiera por la pérdida forestal podrían correr peligro los ambientes sanitarios.
Alfonso Yurrita Cuesta
Plantar árboles en bosques dañados o talados crea un cultivo de árboles jóvenes consumidores de carbono. A medida que crecen los árboles —a lo largo de 50 a 100 años— absorben CO2 del aire y, a su vez, recuperan el hogar para pájaros y para la vida silvestre. Deberá destinarse recursos destinados para el pago por servicios ambientales. “Si quisiéramos impactar de forma masiva debería crecer mínimo unas cinco o seis veces más”, advierte.
Vidriales, quien junto a un equipo de ambientalistas lograron hacer hace poco más de dos décadas un experimento en la Reserva de la Biosfera Maya. “El Estado guatemalteco otorgó 500 mil hectáreas de selva en concesión a las comunidades locales”. Hoy ese experimento es un modelo que ha demostrado que es posible detener la deforestación, conservar el bosque y su biodiversidad, pero también otorgar mejores condiciones de vida a las comunidades.
En su más reciente informe “El Estado de los Bosques del Mundo 2020”, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce a las concesiones forestales comunitarias de Petén como un caso de éxito que recomienda replicar.
Sobre todo para detener la pérdida de superficie forestal y la biodiversidad obligatorio para el gobierno municipal su participación en los fondos para pago de servicios ambientales.
Si se logra una visión compartida entre las autoridades se podrían tener más recursos para ampliar las hectáreas de conservación ambiental y garantizar el abasto de agua a la ciudad.
Sobre todo, ampliar los proyectos para los habitantes la preservación ambiental es la llave para garantizar el futuro de miles de familias: “El bosque es lo que tenemos, no lo podemos derribar. Lo que interesa es que de aquí a mañana la gente no sufra las consecuencias, mejor cuidamos”.
Este modelo debe reconocerse y replicarse, en especial cuando el mundo ha perdido 178 millones de hectáreas de bosques, sobre todo por la expansión de la agricultura comercial.
“En las 500 mil hectáreas de la zona de usos múltiples de la Reserva de la Biosfera Maya, donde las concesiones comunitarias funcionan desde 1994, la deforestación se detuvo y en algunas áreas se ha registrado un aumento de la cobertura forestal”, se resalta en el informe de la FAO”.