A CONTRALUZ

Relación de hechos sobre el asesinato de Domingo Choc

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La semana pasada comenté en esta columna sobre el atroz asesinato del guía espiritual Domingo Choc. Hice alusión de un comunicado del Vicariato Apostólico de Petén, del cual Prensa Libre publicó algunos extractos, en los que se atribuía el linchamiento a un problema entre dos familias y que no estuvo motivado por razones culturales ni religiosas. Opiné que “ese hecho no se puede ver en forma tan elemental porque pareciera que buscan ocultar algo”. Al respecto, monseñor Mario Fiandri, Obispo de Petén, se comunicó conmigo para aclararme que la Iglesia Católica no tuvo ni tiene motivos para ocultar algo relacionado con ese crimen. Me indicó que la versión de los hechos proviene del propio lugar y no elaborada desde un escritorio. El señor obispo me hizo llegar el comunicado completo del Vicariato, del cual voy a reproducir las partes medulares porque considero que son de interés para conocer esta relación de los hechos.

' “La vida humana es sagrada y el derecho a la vida es un derecho fundamental en la legislación nacional”.

Haroldo Shetemul

“El día sábado 6 de junio de 2020, el señor Domingo Choc Che fue asesinado por medio de un linchamiento, en la aldea Chimay, del Municipio de San Luis, Petén. Esta es la versión de los hechos compartida en una reunión de catequistas de la Comunidad de Chimay, del párroco y de una religiosa de la parroquia de San Luis:

1. Lo que ocasionó el problema fue la muerte del señor José Pop Caal. Cinco días antes de morir —de una enfermedad— la familia buscó a alguien para curarlo, y este dijo que el mal se lo provocó una persona, y que cinco días después de la muerte del señor José Pop, el autor del mal iría al cementerio a pedir perdón. Los hijos del fallecido estuvieron vigilando el cementerio, y justamente cinco días después de la muerte de don José Pop, a las 10.00 de la noche del día viernes 5 de junio llegaron al cementerio dos muchachos, a pedir perdón. Los hijos de don José Pop los capturaron y se los llevaron para interrogarlos, y ellos dijeron que habían sido enviados por el señor Domingo Choc Che. Todo esto lo dijeron por medio de una bocina, para que lo escuchara toda la comunidad. Los hijos del fallecido fueron a buscar a don Domingo Choc y lo interrogaron. Él trató de huir, entonces le amarraron las manos. A la 5.30 de la mañana llamaron a la gente por medio de los Cocode. El alcalde llamó también a los Cocode vecinos de Tzuncal y Chinchilá para resolver la situación, pero la familia no tomó en cuenta las palabras de los Cocode, ni quisieron escuchar a los catequistas y pastores, y tampoco a los ancianos. Les dijeron que si seguían hablando a favor de Don Domingo les iba a pasar lo mismo. Llevaron a don Domingo Choc al campo de fútbol de la comunidad, y allí la viuda de don José Pop convenció a los hijos de que dejaran ir a don Domingo. Pero, en ese momento, se desató una pelea entre las dos familias, y los hijos del fallecido —en cuestión de segundos— rociaron de gasolina a don Domingo Choc y le prendieron fuego, sin que nadie pudiera intervenir.

2. Luego la familia de don Domingo Choc pidió a un catequista que fuera a hacerle una oración, y no dejaron que nadie más llegara al velorio, solamente la familia.

3. Lo que queda claro es que el linchamiento de don Domingo Choc Che no fue un problema de rechazo a la cultura, no tuvo ninguna participación de ninguna de las Iglesias y no fue un problema comunitario, sino —más bien— un problema de dos familias.

Frente a este hecho, triste y doloroso: Manifestamos nuestro profundo horror y rechazo, indignación y vergüenza por el linchamiento, porque la vida humana es sagrada, y el derecho a la vida es un derecho fundamental en la legislación nacional; y nadie tiene competencia ni autoridad para disponer de ella por su propia cuenta; y porque el linchamiento no es un procedimiento válido para hacer justicia”. El comunicado está suscrito por monseñor Mario Fiandri, vicario apostólico de Petén.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.