Escribo esta columna luego de regresar de haber participado de manera voluntaria como observador del proceso electoral del primer centro que me fue asignado, donde conocí a empresarios que donan su tiempo y recursos, como cientos de personas en todo el país, para que en Guatemala se pueda llevar a cabo un proceso electoral libre, transparente y en paz. A todas estas personas, mi agradecimiento y reconocimiento; son héroes anónimos y la patria siempre estará en deuda con ustedes.

Hoy quiero mencionar algunos temas que desde mi perspectiva son claves para el próximo gobierno y que desde ya podemos todos empezar a generar consciencia colectiva del punto de inflexión en el que nos encontramos como país, empezando por la creciente urbanización, el crecimiento sostenido del área metropolitana y las diferentes ciudades intermedias.

Este cambio no solo generacional y demográfico, sino también de aglomeración de personas, exige de un Estado que tenga las capacidades para enfocarse en prestar servicios.

Lo primero es entender que tenemos que aumentar la inversión en capital humano, enfocado en salud, educación, formación técnica y mejora de los procesos administrativos que permitan una mejor calidad del gasto público. Adicionalmente, la infraestructura pública y la certeza jurídica son dos factores críticos para continuar fortaleciendo la capacidad del Estado guatemalteco de contar con mejores servicios en todo el territorio.

Sabemos que únicamente el 52% de la población vive en ciudades, según la última información disponible del Banco Mundial, lo cual está avanzando de forma muy acelerada y está generando una presión importante en todos los municipios, y por ello el próximo Gobierno debe ser capaz de continuar trabajando con las autoridades municipales para garantizar mayor acceso a recursos que permita invertir en mejorar la movilidad, gestionar los recursos hídricos, invertir en saneamiento y drenajes, sistemas de manejo de desechos sólidos y la gestión integral de residuos urbanos que ayuden a generar mayor desarrollo.

Si trabajamos de forma preventiva en mejorar la capacidad de todos los guatemaltecos a mejores sistemas de desarrollo de forma integral, seremos capaces también de atacar temas tan complejos como la seguridad vial, que hoy se ha vuelto una de las principales causas de accidentes y fallecimientos en todo el país, generando un mayor gasto del sistema público de salud por razones que pudieron ser totalmente prevenibles si todos los guatemaltecos somos conscientes del tema.

El bono demográfico que ya están viviendo algunos municipios y una edad promedio de 27 años para nuestro país le da a Guatemala una gran oportunidad de aprovechar los cambios de los flujos de inversión de empresas que están saliendo de Asia y relocalizándose en América Latina y aprovechar el nearshoring, para generar más oportunidades. Por ello es tan importante que el próximo gobierno siga trabajando en iniciativas que permitan aumentar la inversión local y extranjera, como la iniciativa Guatemala No Se Detiene, que ha sido capaz de coordinar con más de treinta organizaciones, para contar con un enfoque claro en las prioridades de inversión.

La formación bruta de capital fijo —tanto pública como privada— es apenas del 15.6% del PIB, con una inversión pública del 1.7% del PIB, algo sumamente bajo para los niveles de crecimiento y desarrollo que estamos teniendo. Este dato debe ser la brújula sobre la cual el próximo Gobierno coordine a todas las instituciones para generar mejores procesos de inversión pública.