A CONTRALUZ
Sálvese quien pueda
La firma Mitofsky presentó esta semana el estado de aprobación ciudadana de 19 gobernantes de América y en el que el presidente guatemalteco muestra una de las caídas más pronunciadas. Esa empresa dice que cuando Alejandro Giammattei tomó posesión el 14 de enero hizo un sondeo, en el que el mandatario obtuvo un respaldo popular del 55.9 por ciento. Sin embargo, ya en julio las opiniones favorables a su gestión apenas llegan al 30 por ciento, lo cual significa un dramático descenso de 26 puntos, en apenas seis meses. ¿Qué ha ocasionado este rápido desencanto? Ciertamente la pandemia de coronavirus vino a echar por los suelos los planes de distintos gobiernos, como el guatemalteco. Sin embargo, el manejo de la crisis no ha sido igual, como lo demuestra el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, que se sitúa en lo más alto del ranquin continental, con el 84 por ciento de aprobación popular, pese a tener una exposición de 13 meses en el poder. Este mandatario, en lugar de bajar, subió tres puntos, producto de la forma en que ha administrado la emergencia en El Salvador.
' El aumento al precio del pasaje de transporte es un duro golpe a la economía popular, ya muy lastimada por la pandemia.
Haroldo Shetemul
Giammattei, al contrario, no ha logrado articular una estrategia definida para enfrentar la pandemia. Aunque en marzo mostró buena disposición para desarrollar una defensa en salud, poco a poco el aliento inicial tendió a diluirse, sobre todo con la catastrófica gestión del exministro Hugo Monroy. Literalmente Guatemala estaba dando tumbos, hasta que fue destituido. A esa cartera llegó la médica Amelia Flores, quien tampoco ha dado una respuesta coherente a la crisis. Por ejemplo, de los Q1 mil 694 millones destinados para atender la pandemia de la covid-19, apenas se ha ejecutado el ocho por ciento. La red hospitalaria se encuentra en una de sus peores etapas y aún así no hay visos de que mejore. Desde el 12 de julio, el mandatario presentó un semáforo de alertas. El nivel de crisis, se dijo, se reflejaría en los colores rojo, naranja, amarillo o verde.
Sin decir agua va, el 26 de julio el presidente anunció la apertura de la actividad empresarial, pese a que la capital se encuentra en el nivel rojo, debido al alto número de contagios. Ya se prepara el transporte colectivo, lo cual significa que el coronavirus encontrará un ambiente propicio para extenderse a niveles incontrolables. Ante eso, la ministra Flores nada más dijo: “La responsabilidad de aquí en adelante es de la población”. En otras palabras, el gobierno se lava las manos de su ineptitud, con lo que los guatemaltecos de a pie tendrán que ver cómo se las arreglan. Más aún, el gobierno no da explicaciones de qué va a pasar con el transporte colectivo, porque los empresarios ya anunciaron que el precio del pasaje se incrementará hasta Q5 o Q6. Los sectores que se han empobrecido precisamente por la pandemia y que no han recibido ningún apoyo gubernamental serán los principales afectados por este caos.
Es lógico entender que el presidente Giammattei ha estado sujeto a muchas presiones del sector empresarial y que la inexplicable apertura al comercio es fruto de esa situación. Es entendible que Guatemala necesitaba salir del confinamiento en que hemos estado desde fines de marzo, pero esa apertura tenía que ser gradual, principalmente en el caso del transporte colectivo. ¿Ustedes creen, estimados lectores, que en los buses rojos van a tomar la temperatura, distribuir gel y respetarán el distanciamiento? Algunos días lo harán, pero a la semana volverá el hacinamiento acostumbrado. Además, han dicho que el aumento de precio será temporal. ¿Ustedes creen que va a ser así? La historia nos dice que cuando aumentan, ya no baja el precio, sobre todo el pasaje de bus. Si de este caos que ha propiciado el gobierno resultan protestas populares de alto nivel, nadie más será responsable que el presidente Giammattei. He ahí la razón de su abrupta caída en el respaldo popular.