ESCENARIO DE VIDA
Se está perdiendo el Parque Nacional Laguna Lachuá
Hace unos ocho años llegué con el famoso y muy querido catedrático de la Universidad del Valle de Guatemala Dr. Jack Schuster al Parque Nacional Laguna Lachuá, que fue delimitado como reserva en 1976 por el Inta y en 1997 en la categoría de Parque Nacional. Allí, en medio del parque, encontramos la laguna más extraordinaria que he conocido en Guatemala. Es una laguna completamente redonda y el cielo se refleja en el agua como si se tratara de un espejo. Plácida y hermosa, localizada en Cobán, nuestra misión fue grabar un programa televisivo y descubrir la diversidad de flora y fauna que rodeaba la laguna.
En esa oportunidad, las personas que nos atendieron fueron espléndidas y nos brindaron calor humano, haciéndonos sentir en casa. Nos alojaron en un lugar exuberante, acogedor y exótico a la vez. La vista que tuvimos fue de quitar el habla.
Como buen amante de los escarabajos, Jack estuvo encantado encontrando nuevas especies y yo descubrí una misteriosa cueva y disfruté nadando y remando en kayak en el maravilloso espejo de agua.
El lago tiene una superficie de 145 km², con humedales de gran importancia internacional. Cuenta con 120 especies de mamíferos, 30-40 especies de reptiles, 177 especies de aves y 36 especies de peces. Vimos el cocodrilo Morelet, la culebra buceadora, jaguares, pumas, tapires, murciélagos y escarabajos. Entre aves acuáticas vimos pelícanos pardos, garzas, garcetas y el pájaro cantil.
Hoy no es posible visitar dicha laguna, pues se encuentra invadida por unas 300 familias que ni siquiera son de escasos recursos, sino comerciantes de tierras, cuya intención es lotificar el área. El Inab ha intentado frenar las actividades ilícitas presentando denuncias ante las autoridades, pero los procesos no se agilizan.
¿Será que vivimos dentro de una gran demencia? No comprendo cómo quedan impunes estas invasiones en bellos parajes que debieran estar protegidos. Carlos Archila, director II del Inab en las Verapaces e Ixcán, ha manifestado que hay un aproximado de 2 mil 600 hectáreas de terreno invadido y representa el 18 por ciento del área protegida.
Cuando delimitaron el parque ya había 50 personas en el lugar, pero desde entonces se han dado seis invasiones, cuyo objetivo ha sido destruir la naturaleza y sembrar cultivos como cardamomo, maíz, frijol y otros. Se trata de personas aprovechadas que, bajo pretextos de necesidad de tierras, las obtienen y luego las venden para obtener dinero fácil.
' Existen más de 400 denuncias y nadie actúa.
Vida Amor de Paz
Estos invasores trafican con madera y especies de fauna. Muchos son propietarios de vehículos comerciales, casas de bloc y lotes propios. La lista de invasiones a lo largo de varias décadas es interminable, sin que nadie pueda pararlos. Un grupo de personas a las que uno de los gobiernos reubicó y les compró una finca en Chisec, vendieron sus terrenos y regresaron a invadir de nuevo en el 2017. Esta situación es terrible, pues la sexta invasión ya entró y una más viene en camino. Existen aproximadamente 400 denuncias, ¡y la División de Delitos contra el Medio Ambiente no actúa!
Me pregunto ¿por qué las autoridades no desalojan a estos invasores? Van destruyendo año tras año este parque. Si en el 2018 se elaboró un plan de desalojo por medio de una mesa interinstitucional de Cobán, ¿por qué todo se ha quedado en el tintero? Pareciera que el crimen organizado revolotea en todo el territorio nacional. Ojalá que el gobierno que asuma el poder pueda detener a los delincuentes que han elaborado escrituras de propiedad falsas y ventas de terrenos de Q600, Q1 mil o Q3 mil dentro del área protegida. Pronto sabremos si el gobierno que asumirá el poder detendrá las invasiones ilícitas.