Encontrándome en el lago de Ozarks, Missouri, y después de ver la serie completa Ozark, que se transmite por Netflix, he podido comprobar que, aunque se trata de una serie de ficción, no está lejos de la realidad. Tiene el corte de drama/criminal estadounidense, y los actores principales que representan a Marty y Wendy Byrd se involucran en el lavado de dinero al trabajar para un cartel mexicano. Marty, un gerente financiero, y Wendy, su esposa, quien ha trabajado en la política.

Cuando algo sale mal y el socio de Marty Byrd es asesinado por el cartel, este se ve obligado a buscar una salida para que ni a él ni a su familia los maten. En vez, Marty convence al líder del cartel de que es capaz de lavar dinero en grandes cantidades desde una ciudad de Misssouri. Es por ello que traslada a su familia del suburbio de Naperville, en Chicago, al lago de Ozarks. Allí empiezan los Byrd a crear un imperio de lavado de dinero para el cartel, pero al llegar no se imaginan verse enredados con delincuentes locales, incluidas las familias Snell y Langmore, y con la mafia de Kansas City.

Tanto Marty como Wendy y sus dos hijos adolescentes lucen como la perfecta familia norteamericana de clase media. Por igual, los personajes de la vida real que muchas veces vemos involucrados en el lavado de dinero parecen personas normales, y de forma semejante sucede en esta serie. Sin embargo, un delito lleva a otro mayor, y cuando sienten, la presión del cartel es cada vez más mayor y más fuerte. He ahí donde empiezan a suceder muchos crímenes, tanto esperados como inesperados.

Cuando los Byrds desean dejar las operaciones delictivas, ya no pueden, pues han sido absorbidos por el negocio de la droga, a tal grado que hasta el hijo menor empieza a cometer acciones de lavado de dinero por su propia cuenta. Los hijos se alocan con el poder y el dinero fácil, y Wendy también. Lo más triste es que ambos padres dejan de tener la capacidad de manejarlos o educarlos, ni tienen la forma de cambiar sus vidas. Llega el momento en que los hijos también se vuelven delincuentes y ya no quieren estar con sus padres, aunque con los giros que da la serie sale a relucir un panorama distinto.

A pesar de que la serie tiene lenguaje obsceno y escenas crudas en casi todos los episodios, considero que brinda una lección, aunque no la recomiendo para los menores, pero sí para una audiencia madura. Nos deja una lección al recordar cuando conocemos ciudadanos que parecen intachables, pero que están involucrados en el lavado de dinero. Vemos las consecuencias que trae trabajar con empleados de los carteles de la droga que traen muerte para ellos, sus familias y amistades. Esto sucede en cualquier parte del mundo. La serie nos acerca a esa realidad.

La cinematografía de la serie Ozark es excelente. La serie está ambientada en las 82 millas de longitud del lago de Ozarks, aunque realmente, en su mayoría, fue filmada en el estado de Georgia. Esta serie ayudó a aumentar el turismo y cada verano llegan más de 12 millones de personas al lago, en donde han abierto un restaurante de la vida real llamado Marty Byrde´s, inspirado en la serie. Sin embargo, a muchos lugareños no les ha gustado la serie, pues aducen que les da mala fama, por el asunto de las drogas.

Lo que llama poderosamente la atención es la forma en que se enhebran las redes de los carteles, que incluye a políticos, policías y empresarios poderosos por igual. El mensaje está allí. La tragedia moderna se explota al máximo con este tema que corrompe y causa dolor y muerte, y se propaga en cada rincón del planeta.