Meta humanos

Si se quedó solo en ti, no valió la pena

Con una buena perspectiva, un mundo de problemas puede ser una tierra de oportunidades.

Como joven guatemalteco que estoy empezando a trabajar en proyectos que van mucho más allá de mí mismo, me veo ante el debate mental sobre si debería enfocar mi tiempo y mi esfuerzo en mejorarme a mí o mejorar mi entorno. No encontraba respuesta, pero era porque tenía un grave error en el planteamiento: no son excluyentes; al contrario, una debería existir con la otra. El mayor crecimiento personal que pueda tener va a ocurrir cuando tome en consideración el mundo afuera de mí, una naturaleza, ideas y un propósito mucho más grandes que yo. Y ese impacto no lo voy a lograr sino hasta que me dedique a perfeccionarme a mí mismo.

Con una buena perspectiva, un mundo de problemas puede ser una tierra de oportunidades.

Algo clave de este planteamiento es que propone un ciclo que nunca debería terminar. De hecho, parte de la aspiración es seguir aspirando. Estamos vivos porque estamos en movimiento.

Hay dos puntos interesantes en este planteamiento: (1) Estoy seguro del impacto tan grande que voy a generar, aunque no haya pasado aún. (2) Probablemente siempre voy a sentir que me falta algo más por lograr. Por lo tanto, una de las principales claves es encontrar paz en tu presente, independientemente de lo que esté ocurriendo o haya pasado.

Con una  buena perspectiva, un mundo de problemas puede ser una tierra de oportunidades.

Siendo jóvenes guatemaltecos tenemos tiempo y un país sobre el cual trabajar, podemos adueñarnos de proyectos y entregarnos a ellos. Cómo juventud, abracemos la creatividad y las ideas locas, busquemos mentes igual de inquietas. Y les hago la aclaración de que la juventud no es un tema de edad.

Mientras más personas adoptemos esta mentalidad, más cambios intencionados ocurrirán. Ahora bien, ¿cómo hacemos esto exponencial? Alineando visiones y creando sinergias en nuestro actuar.

Es fácil criticar y asumir que otro tiene la responsabilidad de lo que está pasando. Enfoquémonos en cuestionar, entender y proponer. Seamos observadores, optimistamente realistas y tomadores de acción. Trabajemos juntos, busquemos grupos de interés con los que compartamos propósitos, y definamos estrategias y prioridades colectivas. Ojo, lo urgente usualmente no es lo más importante.

Esta idea que vengo a plantear es relevante, porque hoy puede ser el punto de partida para nuevas iniciativas. Muchas veces, aunque con ganas de cambiar el mundo, nos desmotivamos, porque vivimos en una mala narrativa enfocada en el pasado de: “ya es muy tarde”. Refutando este pensamiento, hay una frase que me repito constantemente, que dice: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años; el segundo mejor momento es ahora”. Lo que no fue, no fue. Claro que aprender del pasado es relevante; el mundo se mueve en ciclos y las historias se repiten. Pero no dejemos de actuar por esos propósitos más grandes con la excusa de que antes hubiera sido un mejor momento; el único momento que tenemos es el eterno presente. En vez de eso, replanteémonos el problema. Como humanos, tenemos el poder de hacer tanto. Así como algunas decisiones pueden tener repercusiones alarmantes, con una buena canalización podemos tener impactos asombrosamente positivos.

Quiero remarcar la importancia de no caer en parálisis por análisis y no asumamos que la meta final se va a conseguir con la primera versión de lo que hagamos. Podemos actuar como hormigas: con una individualidad colectiva, dando pasos pequeños, pero inteligentes, enfocados y trabajando en un norte común. Nuestros límites y soluciones suelen basarse en nuestra percepción de las cosas, así que entrenémonos para no tener fronteras mentales. Busquemos cambiar la realidad empezando desde nosotros mismos.

Empieza en ti, pero no se queda allí.

ESCRITO POR:

Joaquin Fernández-Townson

Apasionado por desafiar ideas y aprender a desaprender. Con experiencia en finanzas, innovación y startups. TEDx speaker y graduado UFM.