ALEPH

Sin prisa, pero sin pausa

|

Se abre una oportunidad única para Guatemala: volver a imaginarla y construirla como una sociedad democrática, gobernable y justa. El problema es que muchas generaciones han nacido bajo el sino de la corrupción, la indignidad y la violencia y, por ello es lo único que conocen como “país”. Es una cultura de corrupción y violencia la que hay que cambiar, no solo un gobierno. Por ello la respuesta debe ser firme, estratégica, integral, de largo aliento y guiada por liderazgos honestos y capaces, con visión clara de país.

' Es refrescante ver que llega al poder gente que no forma parte de la narcopolítica o el pacto de corruptos.

Carolina Escobar Sarti

Suena fácil y bonito de este lado de la ecuación, pero será un largo y difícil proceso que apenas arranca. Gramsci lo dijo bien: en el claroscuro entre un viejo y un nuevo mundo, surgen los monstruos. El golpe de Estado que se venía dando y cuyos coletazos aún sentimos definió, para el binomio electo, un temprano transitar por un sendero accidentado. Es la primera vez en nuestra historia que un presidente electo vive un intento de golpe antes de haber tomado posesión. El secuestro de las instituciones públicas, la criminalización de la libre expresión y la politización de la justicia no tienen otro nombre que golpe de Estado; sin tanquetas, pero a partir de una estrategia de captura clara y transacciones millonarias bajo la mesa.

Es refrescante ver que llega al poder gente que no forma parte de la narcopolítica o el pacto de corruptos. ¿Que son muy técnicos y tienen poco colmillo político? Mejor. No son payasos ni corruptos de larga data, ni reconocidos criminales sin los perfiles adecuados. Uno de los papeles de la ciudadanía será una auditoría crítica, argumentada y propositiva, que no se la pase jugando tiro al blanco en las redes, sino que acompañe el esfuerzo por cambiar un sistema que funciona por y para la corrupción. Las instituciones están hechas de personas y por ello es importante que estas den la talla que la historia exige, probando su capacidad, integridad, honorabilidad, honestidad, compromiso, capacidad de escucha y diálogo, experiencia y eficiencia.

“Considere nuestras voces y demandas, así como los perfiles profesionales de nuestros hermanos, para que exista verdadera participación de los pueblos originarios e indígenas en la toma de decisiones”, dijeron los representantes de los 48 Cantones al ver la conformación del gabinete. Siendo que estos actores políticos han puesto el cuerpo durante más de cien días de resistencia, y que entre ellos hay personas capaces, sería deseable mejorar los procesos de escucha y diálogo. No lo digo desde ninguna corrección política, sino desde el anhelo del pluralismo que pide toda democracia.

Por otra parte, sabemos que el Legislativo es el lugar de articulación y negociación política por excelencia; allí se aprueban presupuestos y leyes, se eligen funcionarios como magistrados/as de las Cortes, se hacen los grandes pulsos políticos. Desde la teoría política se habla de estilos de liderazgo público transaccionales o transformacionales. En el Congreso saliente conocimos a una mayoría de diputados corruptos (transaccionales) y a una minoría con vocación (transformacionales). En general, fue la casi perfecta Cueva de Alí Babá, y los 128 diputados que, tantas veces, votaron de manera granítica en contra del pueblo durante su ejercicio legislativo, pueden ser más apropiadamente llamados narcodiputados, transadiputados, o criminales al servicio de las mafias. Ahora, de manera unilateral e ilegal, la presidenta de su junta directiva hasta quiere exigirles finiquito a los diputados electos. Con dedicatoria a Semilla, por supuesto, que juega ya con más representantes en la cancha política.

De la elección de la JD del Congreso depende mucho su agenda y gestión futura; por eso, en las redes se asegura que la batalla ya está moviendo millones de corruptoquetzales. Desanudar roscas del poder mafioso dentro del Estado y luchar contra el poder paralelo del narco será tarea de años. Sin embargo, la rueda está girando y toca trabajar unidos, sin prisa, pero sin pausa.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.