ALEPH

Sobre la esperanza

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“Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”, dijo Cortázar. Así lo creo, sobre todo en momentos tan críticos como los que el mundo enfrenta y, particularmente, Guatemala.

' Se dice que los pesimistas somos optimistas informados.

Carolina Escobar Sarti

Se dice que los pesimistas somos optimistas informados. Sabemos que nos merecemos una vida digna, entornos seguros y confiables, y una democracia. Me cuesta entender por qué hay gente que le tiene tanto miedo a las ideas, a un saludable pluralismo político e ideológico, a disentir en paz y a escuchar al otro. Solo concibo ese miedo desde el tamaño de su corrupción o de su ambición.

A solo 17 días de la toma de posesión de las nuevas autoridades electas, es justo y necesario hacer balances. Si hablamos del último año, es importante recordar que el pacto de corruptos gastó millones en el fraude que venían planeando desde hace algunos años, poniendo a sus operadores en los tres Organismos del Estado. Y lo hicieron, como dice el dicho, sin prisa pero sin pausa. Pusieron diputados, magistrados, jueces, y varios funcionarios públicos que les servirían bien de peones en las elecciones de junio pasado. Una burocracia de servidumbre, pero peor, porque estuvieron doblemente pagados y siempre comprados.

Para ser francos, ese pacto no solo no le apostó a la repitente Sandra Torres hasta la segunda vuelta, sino que limpió el camino de los que podían robarle votos a sus alfiles Zury Ríos y Manuel Conde en la primera. Barrieron a Roberto Arzú, a Telma Cabrera y a Carlos Pineda. En el primer caso, pesó un apellido que ya por sí solo aún lleva porras a la cancha política; en el segundo caso, pesó el racismo que corre en las venas y el ADN de tanto guatemalteco; y en el tercero pesó un populismo que tenía más de espectáculo que de buena política, lo cual fue fácil de justificar ante una población cansada de payasos. Para eso, les sirvieron bien sus operadores, incluso dentro del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que después corrigió la plana y se situó del lado correcto de la historia. Paralelamente, la danza de los millones para “convencer” a los alcaldes de apoyar al elegido del partido oficial Vamos, no se detuvo.

Fue entonces cuando se dio el primer quiebre fuerte al golpe de Estado que se venía fraguando y ejecutando: ni Zury ni Conde ganaron en las urnas, y se quedaron solo con una tercera opción, Sandra Torres, que nunca terminó de gustarles, aunque ya hubieran invertido mucho dinero en esta y anteriores campañas. La sorpresa fue que el partido Movimiento Semilla, con su binomio, pasara a la segunda vuelta, junto a Torres. Y la sorpresa mayor fue que Bernardo Arévalo y Karin Herrera, ganaran las elecciones.

Llegaron entonces los coletazos de la venganza del pacto de corruptos. La narrativa: la desinformación de que si se votaba por Semilla “sus hijos se convertirían en hijas”, cambiarían los valores familiares, e iríamos derechito al comunismo. En un país donde los juicios presuntuosos de los ignorantes pesan, ese discurso pega. Los hechos: la cruzada liderada por el Ministerio Público (MP) contra fiscales, jueces, periodistas, líderes sociales y otros; el apoyo de Jueces corruptos a la persecución y del MP; una Corte de Constitucionalidad (CC) que hasta ahora, al igual que el TSE, están mostrando que las órdenes y las presiones en inglés sí aprietan y funcionan.

Nunca como ahora, la presencia sostenida por más de 80 días de las autoridades ancestrales y los pueblos originarios frente al MP y en los paros nacionales, pidiendo la renuncia de Porras, Curruchiche, Monterroso y Giammattei, tuvo tanto impacto. Eso, junto al apoyo de toda la comunidad internacional y de buena parte de la ciudadanía. Este país saqueado y corrompido no cambiará en solo 4 años, pero hoy, estamos con la esperanza en el corazón, esperando que llegue la primavera. Que llegue la vida.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.