DE MIS NOTAS

Solo se puede poner peor

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Cuando los problemas sistémicos institucionales de la administración pública no se cambian o se solucionan, se crea un círculo vicioso de efectos que se repiten diariamente. Sea la congestión vial, porque no hay suficiente infraestructura y no se aprueba la Ley de Infraestructura Vial, debido a intereses politiqueros espurios; sea la falta certeza que brindaría la Ley de Compras y Contrataciones, para resolver el desabastecimiento en los hospitales, porque no hay un sistema automatizado de abastecimiento de medicamentos e insumos recibiendo y descargando de los inventarios de entradas y salidas en tiempo real de un centro de acopio y manejo central. Inexistente, porque no hay intención de promover contrataciones por outsourcing debido a los intereses espurios provenientes del arcaico sistema de “cada uno haga lo que quiera”.

' Y, ahora, Perú. El efecto dominó se ve en el horizonte.

Alfred Kaltschmitt

Y así, ad nauseam, podemos seguir enumerando los problemas que enfrenta nuestro país causado por el semicolapso de la administración pública. Tampoco se caiga en la ingenuidad de señalar como único responsable del desmadre, al presidente de turno, como si tuviese la varita mágica para arreglar semejante churro burocrático. Pero no cabe duda, que lo que sí tiene un presidente es la capacidad de convocatoria para consensuar, cabildear, presionar y liderar una hoja de ruta que inicie el proceso de transformación.

En el libro ¿Por qué fallan las naciones? Los orígenes del poder, la prosperidad y la riqueza, de Robinson y Acemoglu, 2012. Los autores plantean en la obra las razones del por qué algunos países generan riqueza y prosperidad y otros continúan de manera deliberada y sistemática en la pobreza cometiendo los mismos errores. Similar en enfoque, al libro El perfecto idiota latinoamericano, de Montaner y Vargas Llosa. Insisten a lo largo de la obra que la causa no es cultural, posición geográfica, recursos naturales o la explotación de los pobres. Enfatizan una y otra vez que la “clave está en las instituciones, tanto en su tipo y diseño –principalmente– como en su calidad y desempeño”.

¿Por qué? Plantean los autores: a un lado de la cerca alambrada en Nogales, Arizona, y el otro en Sonora, México, a pesar de contar con la misma población, cultura y situación geográfica, “viven calidades tan distintas de vida como distintas son sus instituciones”. De un lado, riqueza y gobernabilidad; del otro, pobreza e inseguridad. Continúan dando ejemplos de las abismales diferencias que existieron de un lado y otro del muro de Berlín; Corea del Norte y Corea del Sur. Agregaría yo que el fenómeno se puede observar en Centroamérica y el Caribe. Decenas de miles de nicaragüenses han emigrado hacia Costa Rica, una nación con instituciones fuertes. Igual fenómeno con la migración de haitianos a República Dominicana. O la gran diáspora venezolana causada por la fracasada revolución bolivariana del siglo XXI… Ni qué decir de los cubanos que arriesgan sus vidas para navegar en frágiles barcas las 90 millas que separan a su país de los Estados Unidos.

Esas son las razones de la migración. Y en tanto esas demandas sistémicas institucionales no se resuelvan, todo continuará igual. Es más, no es aventurado sostener, que, con el efecto dominó de Venezuela, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y, ahora, Perú, la migración se afectará en igual proporción al deterioro institucional de sus países.

Una conclusión del libro de marras, muy pertinente para nuestra realidad, es que “las instituciones políticas de una nación marcan la capacidad de los ciudadanos de controlar a los políticos e influir en su comportamiento”.

Cierro con las declaraciones de la viceministra de Salud: “El país se encuentra en el pico más grave de contagios desde que se inició la pandemia. La situación está fuera de control”.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.