DE MIS NOTAS

Sperisen: el circo no termina

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Cosas del destino… En julio de 2017, hace ya casi seis años, publiqué en esta columna mis sentimientos que revivieron el pasado jueves cuando se anunció que Erwin Sperisen sería liberado tras la decisión de un tribunal suizo de anular su condena de 15 años de prisión. La alegría duró poco. El fiscal, movido por venganza, apeló la decisión. Este drama parece no tener fin. Reproduzco la columna del 2017 para evidenciar cuánta hediondez emana de este fétido caso de injusticia.

' La fetidez del caso Sperisen llega hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y enmiendan la plana.

Alfred Kaltschmitt

“Hubo lágrimas y gritos de júbilo ayer. El Tribunal Federal Suizo de Ginebra anuló la sentencia de cadena perpetua dictada por un tribunal de segunda instancia en contra de Erwin Sperisen. Las 110 páginas que presentan el análisis y el veredicto del alto tribunal denotan vergüenza y un dejo de bochorno por cómo uno de los suyos condujo el juicio con tanta irresponsabilidad y cinismo.

La larga lista de violaciones al debido proceso, manipulación de pruebas y la grosera manera en que el fiscal Ives Bertossa gestionó este juicio son inéditas en la historia jurídica de Suiza. La aversión del fiscal hacia Sperisen y su descarada asociación con Trial —la ONG que impulsó el juicio y cuyo presidente era el propio padre de Bertossa— marcó el inicio de un calvario que, esta semana, el alto tribunal decidió concluir.

La carroña de la condena se veía venir cuando Sperisen fue capturado y aparecieron los buitres de la manipulación surcando en círculos concéntricos sobre el juicio; proponiendo a criminales convictos como testigos; filmando un costoso largometraje tan bien hecho en términos técnicos, manejo de narrativa, distorsión de los hechos presagiaba lo peor. Con una cuidadosa trama fueron hilvanando una historia de horror. Contenía entrevistas a los criminales convictos que habían comprado como testigos protegidos luciendo como ángeles, y hasta una acusación directa “contra la cúpula empresarial del sector privado por violaciones a los derechos humanos y actos de limpieza”. Con estas invenciones vestidas de verdades absolutas y el apoyo internacional “copy paste” de la misma tournée del “genocirco”, salivaban ganar luz en las tablas de la infamia. Y con la venia de Francisco Dall´Anese, la viralizaron en redes sociales. El efecto a nivel internacional dañó la imagen de Guatemala. Y a Sperisen lo deshicieron ante la opinión pública. Bertossa y Trial saltaban de júbilo.

A lo largo del juicio, lo único que se esperaba del Tribunal era imparcialidad y respeto al debido proceso. Pero el juez Bertossa, rechazando testigos, pruebas y testimonios importantes, definió un curso perfectamente delineado hacia una condena perpetua.

Hubo momentos de incomodidad y rabia para Bertossa y Trial, al conocerse el video del periodista francés entrevistando a María Vásquez de Boche, madre de una de las víctimas y la querellante “utilizada”, quien salió declarando que le habían ofrecido ayuda económica y que no conocía a la abogada que la representaba en el juicio.

Como amigo de la familia Sperisen, he seguido el caso desde su detención. El alto tribunal de Ginebra definió: “Los debates de la Cámara Penal no cumplen con los requisitos y exigencias de la Convención Europea de Derechos Humanos en referencia a las conclusiones de los investigadores de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CIGIG), cuando el contenido exacto de sus investigaciones y las pruebas en que se basaron no se conocen en detalle”. Fin de la cita.

Ayer, lunes 2 de octubre, Erwin debió ser liberado. Sin embargo, el fiscal decidió apelar. Las palabras de Platón resuenan: “La peor forma de justicia es la justicia simulada”.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.