Si me permite

Toda insistencia debería fundarse en la razón

Toda insistencia que no puede ser justificada estará generando molestias innecesarias.

“Buscando el bien de nuestro semejante, encontramos el nuestro.” Platón

Cuando se habla de la modalidad de la insistencia, en primer lugar, hay que hacer una diferencia fundamental que, cuando se está criando a los hijos y están en la etapa formativa, la insistencia, si está enmarcada en las normas y patrones que habrán de regir la vida, está más que justificada, como cuando nos estaban criando y nos insistían que nos laváramos las manos antes de sentarnos para ingerir los alimentos y cuando lo hacíamos no nos sorprendía que nos las revisaban para asegurar que estaban correctamente lavadas. Pero es lógico que en la medida que el tiempo fue pasando llegó a ser parte de nuestra rutina y no necesitábamos las instrucciones de los años de nuestra infancia.

El ser humano tiene necesidades, y presentarlas sin ser insistente lo hará más que comprensivo.

Es muy diferente cuando alguien insistentemente impone algo que a él le interesa o bien le conviene, pero cuando lo evaluamos no es lo más apropiado para nosotros, simplemente por el hecho de que nosotros tenemos nuestras propias normas y por ello sabemos poner un límite y no siempre tenemos la necesidad de explicarlo, sino que con una simple negación lo dejamos cerrado el caso. Pero cuán lamentable es cuando observamos que hay personas las cuales no tienen el carácter o la determinación necesaria para no dejarse llevar por lo que otros con razón o sin razón están insistiendo. Claro está es muy diferente cuando hay un peligro evidente y no lo percibimos y nos están alertando de modo insistente para cuidarnos es por nuestro bien y deberíamos de ser agradecidos por ello.

Es común que algunos se disculpan por insistir por algo que es para nuestro bien y nuestra educación nos ha enseñado en ser agradecidos y aclarar que no es ninguna molestia. Esto está relacionado a la edad que tenemos y quien es el que nos está insistiendo. Por esta razón mucho de lo que nosotros hemos alcanzado es por aquellos que tomaron el tiempo por nuestro bienestar y por ello nos insistieron hasta que escuchamos lo que se decía e hicimos lo que se nos estaba diciendo.

Siempre encontraremos en el caminar de esta vida personas que por su inmadurez o bien por aprovecharse de uno insisten en que uno haga o diga lo que ellos quieren. Posiblemente alguna vez sin darnos cuenta podemos caer en esa situación, pero seguramente que al darnos cuenta no lo habremos de permitir para que se vuelva a repetir y lo que hemos vivido seguramente nos pondrá en el precedente de que tenemos que tener cuidado para que no se vuelva a repetir, porque si se vuelve a repetir sin duda alguna nos estaremos culpando a nosotros mismos por no haber estado atentos y por ello estamos viviendo ese momento desagradable.

En la medida que vamos avanzando en la vida y los años que vamos sumando si estos nos enseñan cómo debemos de proceder, seguramente que las insistencias irán menguando por el simple hecho que lo aprendido fue formándonos y estamos en la capacidad de hacer las cosas sin la supervisión e insistencia de los que están en nuestro derredor. Cuando estamos entre amigos o bien conocidos, y se nos hacen algunas observaciones o recomendaciones las cuales uno piensa que se han puesto de acuerdo y no necesariamente es verdad, sino que son tan evidentes que puede repetirse la sugerencia, pero nunca serán por insistencia.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.