PLUMA INVITADA

Tolerancia a la incertidumbre

En ocasiones anteriores he escrito sobre tres habilidades esenciales que todo emprendedor debe tener y en las cuales ponemos especial énfasis como parte de la experiencia del Acton MBA en la UFM. Estas son: pensamiento crítico, identificación de patrones y tolerancia a la incertidumbre. En esta ocasión quiero hacer especial énfasis en la última, dada la relevancia que toma ante las circunstancias actuales del país.

' La crisis puede alterar las expectativas y comportamientos futuros de los consumidores.

Hugo Díaz

La situación que vive Guatemala actualmente es, sin duda, de muchísima incertidumbre. Las protestas despertaron un debate que lamentablemente ha dividido a la población más de lo que ya estaba. Muchos negocios se han visto afectados directamente por la inhabilidad de conseguir la materia prima y transportar sus productos al consumidor final. Otros han sido afectados indirectamente porque el ambiente de caos hace que muchos decidan postergar decisiones de compra. En general, el impacto económico, logístico e incluso psicológico ha ido más lejos de lo que muchos se esperaban, y todavía está por verse hasta dónde llegará.

Este es un reto enorme para cualquier emprendedor. Estamos acostumbrados a manejar cierto nivel de incertidumbre, pero hay niveles que se vuelven intolerables.

¿Qué puede hacer un emprendedor ante esta situación? Sin duda alguna, la primera prioridad es asegurar la supervivencia de la empresa. Una crisis como esta puede acabar con un negocio, aunque este sea muy prometedor. Por lo tanto, en tiempos difíciles hay que saber tomar medidas correctivas que permitan que la empresa pueda aguantar la tormenta. Esto puede incluir renegociar términos con proveedores, diversificar canales de distribución, o incluso pivotear temporalmente hacia productos o servicios más demandados en el contexto actual. Una vez hayamos mitigado el riesgo al mínimo posible, es fundamental explorar los cambios que se deben hacer a futuro. La experiencia de la pandemia del covid 19 nos enseñó que cuando las cosas cambian de forma repentina, los consumidores se ven en la necesidad de adaptarse a los cambios de forma más rápida y, por ende, están más dispuestos a probar formas distintas de consumir el producto o servicio al que están acostumbrados; esto puede representar una oportunidad. Por ejemplo, ante la prohibición de clases presenciales, las instituciones educativas abrimos la puerta a la posibilidad de dar clases de forma remota o híbrida, algo que ahora permite que un alumno pueda asistir a clase aunque esté fuera del país por motivos de negocio o personales.

Por consiguiente, es crucial considerar que, en algún momento, la situación se normalizará, pero también es esencial reconocer los cambios que implica en la toma de decisiones de los clientes. La crisis no solo afecta el presente, sino que puede alterar las expectativas y comportamientos futuros de los consumidores.

Los emprendedores debemos estar en una constante búsqueda de entender estas transformaciones. Las crisis, por más devastadoras que puedan ser, también presentan oportunidades. Al final, los clientes seguirán teniendo necesidades. Debemos estar atentos a cómo una crisis afecta los cambios en las prioridades de nuestros clientes y estar dispuestos a adaptarnos a sus necesidades cambiantes.

Nuestro objetivo como emprendedores, en estos tiempos de incertidumbre, es ser resilientes, flexibles y siempre centrados en el cliente. Con visión, adaptabilidad y un enfoque constante en la entrega de valor, podemos no solo sobrevivir, sino también prosperar en el panorama poscrisis.

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