En el aniversario del inicio de la operación especial militar en Ucrania, en los medios de comunicación de Guatemala aparecieron comentarios de unos representantes occidentales con acusaciones a Rusia de “la agresión no provocada, destrucción de la infraestructura civil y asesinatos de los civiles”.

En primer lugar, recordemos que fue Occidente quien desató unas agresiones verdaderamente no provocadas, en las cuales resultaron cientos de miles de víctimas (Irak, Libia) y bombardeos a la infraestructura civil, incluso energética (Yugoslavia).

En cuanto a las causas de operación especial militar en Ucrania, no es una «política del imperialismo» o deseo de «destruir la democracia» en este país. Somos nosotros, quienes siempre estamos por una Ucrania neutral y democrática, para que tenga buenas relaciones tanto con Rusia como con los países del Occidente.

En cuanto a EE.UU., y UE, de hecho han puesto a Ucrania frente a un dilema, ustedes con nosotros o con Rusia, obviamente guiados por el deseo de romper estrechos lazos históricos entre nuestros países, y así involucrar a Ucrania en su órbita política-militar.

La implementación de estos planes ha impedido la firme postura de la población rusoparlante del oriente y sur de Ucrania de mantener los lazos estrechos con Rusia. Con el objetivo de eliminar este obstáculo se llevó a cabo el golpe de estado por las fuerzas nacionalistas antirusas, apoyadas por las formaciones nazistas y de ultraderecha. Como consecuencia mediante el apoyo externo se derrocó al presidente legítimo de Ucrania elegido en las elecciones libres y democráticas.

Entonces, empezó la guerra abierta de los nacionalistas ucranianos con el uso de la artillería, tanques y aeronaves en contra de la población que simpatiza con Rusia. Como resultado fallecieron miles de habitantes en la región de Lugansk y Donbass, incluso cientos de niños.

Rusia estaba haciendo todo lo posible durante más de ocho años para resolver el problema por la vía pacífica. Sin embargo, según se reveló, ni Ucrania ni los países del Occidente tenían la intención de cumplir con los Acuerdos de Minsk. Los necesitaban para prepararse para el futuro conflicto con Rusia. Para proteger a los rusos en el este de Ucrania y garantizar la seguridad de Rusia se empezó la operación militar. Sus objetivos son claros, en Ucrania no debe haber la infraestructura que represente la amenaza directa para Rusia, discriminación y persecución de nuestros ciudadanos que quieren preservar su idioma, cultura y tradiciones.

Referente a las acusaciones del fallecimiento de los civiles, el Gobierno ruso ha declarado en varias ocasiones que se ataca solo la infraestructura militar y objetos relacionados. La investigación conocida de Amnesty International revela que los militares ucranianos despliegan sus posiciones de combate en bloques residenciales incluso en los territorios de hospitales, escuelas, etc., poniendo bajo amenaza a su propia población. Se ignora la evidencia de los crímenes de los militares ucranianos incluso los videos de las matanzas crueles de los prisioneros de guerra rusos o los ataques a la infraestructura civil en las regiones de Lugansk y Donetsk.

Al mismo tiempo a finales de marzo del año pasado, es decir un mes después del inicio de la operación especial militar, hubo la posibilidad real de terminarla por la vía política. Sin embargo, bajo la influencia de los países del Occidente el régimen de Kiev abandonó el proceso de negociaciones. Ahora hay que esperar el momento en que EE.UU., y la UE entiendan que es imposible causar «la derrota estratégica» de Rusia, cualesquiera que sean las sanciones impuestas en su contra y cuantos armamentos se suministre.