ALEPH

Un año que no olvidaremos

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Queremos apostarle siempre a la bondad y a la solidaridad humana en Guatemala, pero no es tarea fácil. Este año no solo trajo consigo una pandemia que dejó a muchas familias afectadas por diversas razones, sino que trajo dos fenómenos naturales que pusieron en la cuerda floja la vida y la seguridad alimentaria de miles de personas. Y todo esto podríamos superarlo juntos, si viviéramos en un país y en una democracia. Pero la poca democracia que tenemos ha sido severamente atacada y desafiada por una alianza criminal.

El sistema de salud con el que recibimos a la pandemia tiene 40 años de rezago y la educación sigue siendo de tan baja calidad que en décadas no hemos podido formar ciudadanía consciente, pensante, participativa, productiva y solidaria. El sistema electoral y de partidos políticos es un Frankenstein útil a la ingobernabilidad, y todo lo anterior está asociado a una corrupción pactada por décadas entre una mafia ultraconservadora con mucho poder y sus operadores en la cancha política, quienes tienen secuestrado al Estado y se niegan a rendirnos cuentas sobre el uso de los fondos públicos y los millonarios préstamos con que nos han endeudado por generaciones.

' Como ciudadanía hemos ganado madurez. Manifestarnos con voz y presencia ha dado frutos.

Carolina Escobar Sarti

Y es tan constante la conspiración de ese pacto de corruptos que ni siquiera en las fiestas de fin de año se puede bajar del todo la guardia para disfrutar con la familia. Usualmente, estos seres de la oscuridad esperan estos días en que mucha gente se relaja un poco más de lo usual para meternos goles que en otro momento les costarían un desgaste mayor. Y lo hacen desde el Congreso, el Ejecutivo y el Poder Judicial.

Somos muchas personas las indignadas, y no porque sea navidad se nos olvida el abandono en que viven millones de personas y las veces que hemos visto niñas descuartizadas. Solo hacemos una tregua. Pero los pactantes de la corrupción siempre están en clave de ofensiva y atacan de noche. Recordemos cómo aprobaron el presupuesto 2021. Y ahora resulta que los fieles operadores del pacto de criminales, que siguen desobedeciendo la sentencia de la Corte de Constitucionalidad (CC) con el fin de no elegir a personas idóneas, capaces y honorables para las Cortes (incluida la misma CC), intentan convencernos de que son respetuosos de los procesos y la democracia. Ellos, que se han pasado la Constitución y las leyes por el arco del triunfo, que han hecho litigios maliciosos y abusado de figuras como el amparo; ellos, que han pactado con Satanás y elegido a los demonios menores que podrían asegurarles más impunidad, ahora visten de encajes su engaño.

El 4 de enero, el Colegio de Abogados, que ha jugado tantas veces un vergonzoso papel en la historia reciente del país, elegirá a quien ocupará pronto el cargo de magistrado titular en la CC, pieza clave para cambiar la correlación de fuerzas en dicha instancia, revertir los fallos (aunque no sea legal) y asegurar la deseada impunidad para todos los corruptos. La guinda del pastel la pone un MP que a quien investiga no es a los corruptos, sino al jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (Feci).

Como ciudadanía hemos ganado madurez. Manifestarnos con voz y presencia ha dado frutos. Pero nos seguimos quedando con las ganas de tener un país y una democracia para cada niña y niño que nace en Guatemala. No olvidaremos el 2020 y menos olvidaremos que, para reimaginar y levantar el país que queremos, no podemos hacerlo sobre ruinas, sino sobre nuestro trabajo, nuestra voz y nuestra esperanza.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.