PLUMA INVITADA

¡Una deuda pendiente!

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Agradezco profundamente a Dios por estos doscientos años de Patria, de independencia, de libertad. A pesar de nuestras pobrezas, límites y miserias, los guatemaltecos y guatemaltecas podemos decir que somos libres. No estamos sujetos a una monarquía extranjera, o a una dictadura absolutista, como lamentablemente estuvimos en distintos momentos a lo largo de nuestra historia. Hoy somos independientes y somos los protagonistas de nuestro presente y de nuestro futuro. Por esa razón debemos estar agradecidos con Dios y con todos los hombres y mujeres que, incluso con el sacrificio de sus propias vidas, han luchado por alcanzar esta libertad de la que hoy gozamos.

' No podemos esperar más para que los niños, niñas y jóvenes de nuestra nación tengan los medios para prepararse y alcanzar sus sueños.

Rómulo Gallegos Alvarado

A pesar de esto, todavía hay esclavitudes que nos están amarrando y no nos dejan volar libremente como nuestra ave símbolo, el quetzal. Estas son las ataduras de la pobreza, la injusticia social, la corrupción, la desnutrición, la ignorancia y el analfabetismo. No seremos completamente independientes hasta que todos nuestros niños y niñas tengan una vida digna. Hasta que nuestros jóvenes tengan oportunidades de desarrollo, salud y bienestar. Hasta que nuestros mayores tengan la tranquilidad de una vejez digna. No podemos descansar hasta erradicar completamente de nuestra realidad nacional la corrupción, que como un cáncer ha invadido y está consumiendo todos los ámbitos de la gestión de nuestro país.

Así mismo, trabajemos para que todos los ciudadanos de nuestra nación sean libres, respetados en su integridad y promovidos en sus capacidades. Este es un trabajo de todos y todas. Si queremos un mejor mañana, debemos sembrar en el corazón de nuestros niños y niñas la semilla de la autonomía, el amor propio, la solidaridad, la tolerancia y la paz. Que nuestra niñez y juventud tengan en sus manos los instrumentos para desarrollarse como hombres y mujeres libres, dueños de su propio destino y comprometidos por el bien común.

En este sentido, Don Bosco, fundador de los salesianos, gran educador del siglo XIX, tenía bien claro y repetía constantemente: “De la sana educación de la Juventud, depende el futuro de las naciones”.

Él trabajó por los jóvenes pobres y abandonados de la ciudad de Turín, en Italia. La migración del campo a la ciudad producía mucha pobreza, especialmente entre los jóvenes. Don Bosco identificó que el único camino que estos muchachos tenían para salir adelante era la educación. Por eso mismo les enseñó un oficio y los preparó para la vida. Él quería formar “Buenos Cristianos y Honrados Ciudadanos”. Cuánta falta nos hace ahora tener hombres y mujeres con formación en valores que promuevan el bien de todos. No cabe duda de que el camino hacia un mejor mañana es trabajar por los niños, niñas y jóvenes.

Demos gracias a Dios por la Patria que nos vio nacer, por la naturaleza exuberante de esta gran nación; por los océanos que bañan nuestras costas; por los volcanes, los ríos y lagos; pero, sobre todo, demos gracias por los hombres y mujeres de esta tierra del quetzal que quieren vivir libres y soberanos.

Por último, reconozcamos que, 200 años después de la independencia, tenemos una deuda pendiente. No podemos esperar más para que los niños, niñas y jóvenes de nuestra nación tengan los medios para prepararse y alcanzar sus sueños. En nuestras escuelas están los futuros guatemaltecos que darán gloria a nuestra nación.

Feliz fiesta del Bicentenario de la Independencia.

¡Viva Guatemala!

 

*Vicerrector Académico de la Universidad Mesoamericana

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