REGISTRO AKÁSICO
Unas graves reflexiones maquiavélicas
Al príncipe, recomendaba Nicolás Maquiavelo *1469 +1527, preferir ser temido a ser amado. Sobre todo a los príncipes nuevos, para conservar los reinos necesitan obtener la fama de crueles. Los errores descubren la debilidad del gobernante, la precipitación es fuente de ellos, así como los malos consejeros. La excesiva clemencia puede fomentar la sedición y el desprecio hacia el poder. Cuando aparta o expulsa a los calumniadores y a quienes le lanzan injurias con lenguaje soez, no necesita negar su determinación. Para mantener la unidad y lealtad del reino, el príncipe no debe preocuparse porque lo tachen de autoritario. La crueldad no carece de prudencia. El príncipe no debe fomentar la idea de ser impredecible. Peor aún, decretar un día una disposición, para cambiarla al día siguiente.
' La soledad del ejercicio del poder descubre la catadura del príncipe y su séquito de favoritos.
Antonio Mosquera Aguilar
No obstante, alguien puede ser amado y temido a la vez. El cariño hacia el príncipe proviene de la gratitud de personas que son mezquinas por naturaleza, así se puede romper en cualquier momento. La justicia prestigia al príncipe. Por lo tanto, toda falta o delito, debería obtener el castigo merecido. No se complace al delincuente pues su esencia es la traición.
La perfidia existe en las declaraciones de algunas oenegés. Sin datos concretos, afirmaron el crecimiento desmedido de la violencia intrafamiliar. Luego, en una residencia donde está confinada una familia, con cámaras de seguridad e incluso, en el exterior, cuenta con un guardia pagado con el erario, ocurre el estrangulamiento de la señora de la casa. Nadie se indigna, el propio análisis forense habla de muerte por suspensión, pero no hay evidencia de cuerdas, vigas para sostener ese hecho u otro dato relevante. En el pasado, después del divorcio, ocurrió el secuestro y tortura de la primera esposa. Los artículos de la prensa en internet, lo dejan pasar. No informan. Mucho menos ofrecen esas oraciones en razonamientos a medio concluir. Frases tales como: se inició procedimiento para aclarar contra fulano, o se sospecha reincidencia pues en el pasado sucedió, se trató de obtener declaración, pero no se contestó el teléfono, etc. La impunidad florece. Los chiringuitos lo saben, solo deben reaccionar si se les ordena; sino se quedan sin fondos.
Maquiavelo señaló a los hombres como simples y unidos a la necesidad; siempre, quien quiera embaucar, encontrará a uno permisivo al engaño. Por ello, en las noticias en redes sociales medra el bulo. Se pierde la confianza. Quienes desean mantenerla, tienen tal estado de escepticismo, al punto de vacilar frente a señalamientos ciertos. Después de las casi diarias comparecencias presidenciales, suelen recibirse ilustraciones, fotos y hasta grabaciones tergiversando la declaración. Las ilustraciones contienen la identificación de la oficina presidencial con las dos barras celestes, parecen oficiales. Todo se falsea, a veces de manera graciosa y otras en forma grosera. No se cree a la primera, los rápidos señalamientos.
Cuando se recibió el cuadro de equipamiento en hospitales con las sumas mal hechas, se dudó de la veracidad de la denuncia. Hubo necesidad de acudir a otra fuente para comprobar la inepcia del equipo presidencial. El presidente está rodeado de incapaces. Necesitan buscar en EUA, a quienes lo aconsejen en esta emergencia. Pero, Maquiavelo levanta una sospecha más aterradora. La primera opinión que se tiene del buen o mal juicio de un príncipe se funda en los hombres que lo rodean. En consecuencia, ante el craso error, se sospecha incapacidad de distinguir en ellos, tanto el disimulo, el doblez o la deslealtad.