Grandes esfuerzos se han hecho en Guatemala para crear películas de corta y larga duración y ya es hora de que se aliviane la carga a los cineastas, pidiéndole al Congreso que apruebe la ley de cine.

Desde el 2009 arrancaron iniciativas para crear la ley 3728 como, Ley de la Industria Cinematográfica y Audiovisual, todo a petición de AGAcine. Otros intentos ocurrieron en el 2013 y en el 2016.

A partir del 2018 se trabajó una nueva iniciativa con el ejemplo de la Ley de Cine de República Dominicana y se inició un nuevo acercamiento con el Congreso de la República en el que participaron Pronacom, el Ministerio de Economía e Icrea-Agexport. Fue entonces cuando el Inguat e Icrea contrataron una consultoría con el fin de crear la Guía de Cinematografía y Audiovisual de Guatemala, la cual recopiló información sobre nuestro cine, producciones nacionales e internacionales, festivales de cine, y todo sobre la industria guatemalteca audiovisual y filmográfica. El 2 de diciembre del 2019, Icrea (Agexport) y el Ministerio de Economía promovieron juntos la nueva iniciativa de ley a la Comisión de Cultura del Congreso e invitaron a AGAcine a participar, pues también velan por la industria cinematográfica del país.

¿Por qué es importante una ley de cine? Pongamos el ejemplo de República Dominicana. Cuando dicho país pasó su iniciativa de ley triplicó la cantidad de películas locales y las coproducidas con países extranjeros, generando millones de dólares en ingresos adicionales al país. Ahora cuenta con las condiciones necesarias para interesar a directores de cine de talla mundial. Próximamente una empresa norteamericana de muchos quilates llegará a dicho país a montar un gran estudio cinematográfico donde se producirán muchas películas del calibre de Hollywood. Eso jamás hubiese ocurrido si no hubiesen contado con una ley de vine.

Guatemala también cuenta con las condiciones necesarias para interesar a directores y productores de talla mundial por sus escenarios naturales, selváticos y arqueológicos, cultura viva y pintorescos pueblos a los que se puede llegar en cuestión de horas. Si logramos esta ley contaremos con un Consejo Nacional de Cinematografía, un instituto, cinemateca, comisión fílmica, unidad de Relaciones Internacionales, de fomento, jurídico, de registro cinematográfico, administrativo y financiero, de comunicación y mucho más.

La pregunta del millón es, entonces, quién lo financiará. Puede ser a través de un fondo estatal que contemple la promoción de Guatemala en el exterior, acuerpado a través de incentivos fiscales, fondos propios y convenios internacionales.

Contar con una ley de cine nos ayudará a garantizar vínculos a largo plazo con países del primer mundo. No solo porque se organizará la industria, sino porque se establecerán los parámetros para llegar a cumplir con los estándares establecidos por el mercado internacional. Brindaremos mejores garantías a los inversores internacionales y, por ende, traeremos divisas al país. Con esta ley trascenderemos fronteras y tendremos acceso a plataformas como Netflix, Disney y HBO, entre algunas.

Debemos pensar en grande. La legendaria película Casa Blanca, filmada en Marruecos en 1942, protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, le dio a Marruecos fama mundial y una promoción turística instantánea. Marruecos ahora recibe muchísimos turistas que desean conocer dónde se han filmado películas como El Gladiador, Jesús de Nazareth o La Momia, entre algunas. ¿Acaso debiera Guatemala quedarse atrás? Hago un llamado al Congreso para que se pongan “las pilas” para que Guatemala sea reconocida como un centro mundial de cine.