ALEPH

Urge sacar el deporte de la cultura

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La aprobación del presupuesto nacional se está cocinando en el Congreso de Guatemala. El propósito es definir a las instituciones del Estado los límites del gasto que les permitirán llevar a cabo sus programas y proyectos. Mucha tela que cortar, pero me referiré particularmente al Ministerio de Cultura y Deportes (Micude), deseando que algún día se haga una reforma para sacar de esa instancia el Viceministerio del Deporte y la Recreación.

' Si seguimos ahorcando a la cultura, no sabremos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Carolina Escobar Sarti

La situación es complicada y pone en evidencia el desconocimiento de un tema fundamental como la cultura. Para el año 2020, el Micude ha contado con un presupuesto asignado dentro del Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado de Q622 millones 950, que se dividen entre el Despacho Superior y los tres viceministerios: Cultura, Patrimonio Cultural y Natural, y Deporte y Recreación. Este presupuesto es el mismo del 2019 porque el año pasado no fue aprobado el de 2020, y según nuestras leyes, cuando el Congreso, en el mes de noviembre de cada año, no aprueba el anteproyecto de presupuesto presentado por Finanzas, automáticamente queda vigente el del año anterior.

Para el 2021, Finanzas propone al Congreso un presupuesto de Q552 millones para el Micude, es decir Q70 millones 759 mil menos que el vigente. Duro golpe. Pero es peor para el ámbito de la cultura que para la del deporte, si consideramos que el artículo 91 de la Constitución de la República dice que el aporte constitucional obligatorio que se trasladará cada año para apoyo al deporte es de un 3% del total del presupuesto aprobado para el Estado (¡!), y de este 3% le corresponde un 25% a la recreación y el deporte no federado, por lo que este porcentaje, gracias a la Ley Nacional del Deporte, se traslada al Viceministerio del Deporte y la Recreación (el otro 75% va a la CDAG, al Comité Olímpico y a la Dirección de Educación Física).

Como este aporte al deporte es proporcional al monto total aprobado del Presupuesto de Ingresos y Egresos, que este año es de Q99 mil 700 millones, le corresponderían al deporte casi tres mil millones, y particularmente al Viceministerio del Deporte y la Recreación un poco más de 700 millones, mucho más que todo lo que se tiene contemplado para el Micude para atender tanto el sector cultura como el del deporte y la recreación. Dicho de otra manera, al subir el monto presupuestario total, automáticamente sube lo asignado al deporte, pero baja lo asignado a cultura. Si esto llegara a suceder no podrán administrarse algunos museos, sitios arqueológicos, espacios culturales o archivos; no habrá dinero para grupos artísticos, para pagar cuotas o para el Consejo de Antigua; tampoco lo habrá para salarios en Cultura y menos para obras, entre mucho más.

Siempre he creído que los destinos del dinero reflejan la manera de pensar de quienes planifican su repartición. En Guatemala, pocos funcionarios públicos han entendido el valor de la cultura, y muchos creen que se reduce a escuchar los Tigres del norte, ir a Panajachel o comer tamales los sábados. No son los únicos. Como sociedad, necesitamos entender qué es la cultura y para qué sirve. La cultura es la amalgama que nos une, lo que le da sentido a nuestra existencia, lo que genera cohesión social. Y las industrias culturales bien manejadas pueden representar un rubro importante para la economía nacional. Pero los genios que hicieron el anteproyecto del presupuesto no investigaron lo suficiente para saber estas “minucias” y otras, como que el sector cultura del Ministerio, que comprende los viceministerios de Cultura y Patrimonio Cultural, es el que cada año ejecuta más del 90% del total asignado, mientras que deporte y recreación ejecuta mucho menos. Es momento de sacar al deporte de la cultura porque, si seguimos ahorcando a la cultura, no sabremos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.