SIN FRONTERAS
Virus en forma de corona: Ahora sí, ¿verdad?
Ahora sí, por fin te preocupa la salud desde algún tipo de óptica colectiva. Ojalá, por el bien de tu alma, que lo sea por alguna preocupación también colectiva, y que no sea solo porque las noticias te hayan hecho temer por el bienestar propio y el de los tuyos. Verás que aunque en una sociedad de clases medias y altas profundamente individualistas, como la nuestra, cuesta hacer llegar este mensaje, hay otras latitudes donde esto no es tan difícil de entender: El mundo es más que tu país. Tu país es más que tu ciudad. Tu ciudad es más que tu segmento. Y todos, en colectividad, somos más que tú y que los tuyos. Una idea que se extiende más allá de la humanidad. De pronto, y en cuestión de semanas, se nos abrió la ventana para ver de forma contundente que todos, murciélagos, serpientes, vacas y humanos, compartimos un mismo y único barco, en el que navegamos juntos, llamado Tierra. El virus en forma de corona te tiene preocupado. Pero esto, a pesar de las graves implicaciones, te da oportunidad de pensar en un algo que te ha estado ausente. De conectar puntos. De darte cuenta de que tu burbuja imaginaria, esa que ha mantenido aislada tu consciencia, es vulnerable y la traspasan los bichos de laboratorio. Verás que no importa cuánta plata o privilegio tengas: si los demás no tienen salud, quizás algún día, pronto, tú o los tuyos perderán su salud. Imagínalo: Si Tom Hanks y la primera dama canadiense fueron infectados, no digamos tú. Bienvenido, entonces, al universo del pensamiento colectivo.
' Ojalá sea oportunidad para que gires hacia ideologías menos individualistas y que aún estemos a tiempo.
Pedro Pablo Solares
Hoy resultan patéticos los grupos de Whatsapp de las clases capitalinas hablando de salud. Están preocupados, pero solo por lo que ven desde afuera. Aún no conectan con lo que hay hacia adentro. Han visto cómo los sistemas de salud de las naciones más ricas están batallando para frenar esta pandemia. Pero, ¿qué pasará cuando este bicho, de tan fácil contagio, alcance a una sola persona en nuestra ruralidad? En estos días recuerdo dos experiencias traumáticas que presencié en la comunidad Nuevo Paraíso, en Panzós. El caso de dos chicos, uno de 11 y una de —si mucho— 2 años de edad. Estaban tocando la muerte. La segunda por una infección espantosa en la espalda que solo podían lavar con el riachuelo disminuido que cae desde la montaña aledaña, donde opera la mina de níquel. El hilito de agua, al que caminan para tomar su única provisión con envases plásticos viejos, llega con un tono café. Es su única fuente de agua, para beber y para la higiene. Al primero de los chicos lo encontramos con dos semanas de diarrea, totalmente deshidratado. El equipo lo llevó al centro de salud más cercano. Estaba cerrado. Nos remitieron al pueblo siguiente. Una construcción antigua, totalmente desabastecida para enfermedades comunes. ¿Qué sucederá el día en que llegue ahí un caso del virus corona? Finalmente, por presiones que hicimos, y haciéndonos un caso excepcional, lo llevaron al hospital regional. El tíquet de entrada era llevar uno mismo un rollo de papel higiénico, un jabón y un galón de agua pura. El hospital regional ni eso tenía.
En los últimos años y meses ha habido discusiones a nivel nacional sobre el precario estado de la salud pública. Algunos han empujado hacia una visión de bienestar compartido. Tú, citadino acomodado, a ese pensar más allá de tu burbuja, lo has calificado como “socialismo”. Más recientemente hubo esfuerzos por revelar la corrupción alrededor del Gobierno y, particularmente, el negocio de los fármacos. Tú, con tu seguro médico, y tu colchón en el banco, quizás ni te hayas enterado. Pero hoy, una pandemia donde un 80% de los infectados se salva te ha traído consciencia. Ojalá sea oportunidad para que gires tu ideología hacia algo menos individualista, y que aún estemos a tiempo. Esto, antes de que una pandemia más letal sea la noticia del día.
¡No seás tan obtuso, hermano!