FUERA DE LA CAJA

Visualización de esta era de inteligencia artificial

Las aplicaciones de la inteligencia artificial son fuente de polémica inevitable en estos tiempos. A medida que se conoce más sobre sus alcances, surgen profundas reflexiones sobre lo que significa esta herramienta tecnológica y sus implicaciones en los contextos donde se desarrolla la sociedad que conocemos.

Partamos de una premisa: la inteligencia artificial (IA) funciona por medio de uno o varios programas que colectan y conjugan datos para generar resultados. Es algo así como una especie de escalabilidad de procesos automatizados, que arrojan conclusiones a partir de análisis e introducción de modelos lógicos.

Los recientes avances de la IA plantean una realidad donde la generación de algunas aplicaciones han despertado las preocupaciones “del lado humano”. Las aplicaciones Auto GPT y BabyAGI han sido identificadas en estos días como pioneras en el campo de la autonomía, pues necesitan poca o ninguna intervención humana para alcanzar sus objetivos. Esto nos lleva al umbral de un hoy con sabor a futuro: más máquinas, menos humanos en diferentes áreas de la vida cotidiana. En algunos restaurantes de comida rápida, por ejemplo, la gestión y la atención están totalmente automatizadas.

Aunque la IA inicialmente fue concebida como una herramienta capaz de combinar grandes bancos de datos y allí encontrar soluciones a interrogantes precisas, aplicaciones como estas dos nos llevan a escenarios con alcances distintos. Hasta ahora la IA se había desarrollado en un contexto donde hay abundante conocimiento previo y su autonomía estaba limitada por los programadores. Entonces, al abrirse el espacio para que las máquinas “piensen”, los paradigmas de la tecnología están cambiando aceleradamente. Elon Musk advirtió recientemente de que ya es demasiado tarde para limitar la capacidad de la IA para pensar e impedir que pueda combinar información “interminable” —como no lo pueden hacer los humanos—, con lo cual esta herramienta puede llegar a asumir un papel “casi divino”.

' Sin ser el fin del mundo, la humanidad debe prepararse para esta nueva era.

Klara Campos

La IA conlleva el desafío de máquinas que procesan millones de datos en microsegundos y dan respuestas a requerimientos específicos; definen y construyen escenarios de diferente tipo, en los que se generan recomendaciones y se evalúa fríamente el más conveniente.

Las consecuencias se están haciendo sentir en todos los campos del comportamiento humano. Actualmente existen fuertes polémicas de derecho de autor en el campo de las artes. Y es que con el procesamiento de datos, ya existe música y pintura generada a partir de obras de otros autores, con resultados alentadores pero de originalidad cuestionable. Corrientes antropocéntricas están planteando en Estados Unidos y Europa la necesidad de circunscribir el derecho de autor como algo exclusivo de personas humanas, tratando de excluir así a la IA de la generación de “obras de arte” a partir de data preliminarmente recabada.

¿Podría ocurrir lo mismo con los avances científicos producidos por la IA? ¿A quién se reconocería la autoría? Y más importante aún: ¿bajo qué criterio se orientaría la investigación?

Ética y un futuro determinado por las máquinas podría ser el siguiente eslabón de este intenso tema de discusión. Sin ser el fin del mundo, la humanidad en general, y nosotros en nuestro metro cuadrado, debemos prepararnos para el inicio de una nueva era.

ESCRITO POR:

Klara Campos

Licenciada en Comunicación con maestrías en Estudios Estratégicos y Comunicación no Verbal. CEO de Klaro Comunicación, S. A. Asesora en comunicación 360°; en estrategia, medios y publicidad, y gestión de reputación y crisis.

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