MIRAMUNDO

¿Y si nos subimos al Tren Maya?

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El Tren Maya es el proyecto insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Conectará a cinco estados: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Recorrerá más de 1,500 kilómetros, con 21 estaciones, lo cual le dará una nueva perspectiva al sur mexicano, la Riviera Maya y el Caribe Mexicano. A la fecha, constituye el proyecto público más ambicioso en América Latina, tanto en inversión como en beneficios esperados.

' El Tren Maya representa que cerquita de nuestra frontera millones de turistas se movilizarán por nuevas poblaciones desde Yucatán a Chiapas.

Alejandro Balsells Conde

México recibe más de 40 millones de turistas anuales y sus ciudades brindan servicios para todos los bolsillos; en consecuencia, ¿por qué si estamos a la par y nuestro país tiene tanta belleza natural y cultural no aprendemos un poco y nos subimos a un proyecto de la magnitud del Tren Maya? ¿Cómo es posible que sea tan engorroso, caro y peligroso viajar por Petén o Alta Verapaz?

El turismo representa una verdadera industria democrática, al permitir beneficios para una gran cantidad de personas, lográndose también sociedades multiculturales y además con la contratación digital de hospedajes, renta de vehículos, tours, seguros médicos y otra serie de servicios se ha visto la transformación en poblados que hace tan solo 20 años eran sumamente pequeños y precarios para ser verdaderos polos de desarrollo.

El Tren Maya logrará una movilización sin parangón en el sur mexicano y por supuesto Guatemala podría verse beneficiado de obtener un nuevo turismo, si decide, en realidad, cambiar las precarias, absurdas y sobre todo mediocres políticas actuales. Basta visitar el aeropuerto, o hacer turismo en Quetzaltenango o Cobán para saber que no existen, ni por asomo, los servicios que el turista necesita, e incluso en Antigua Guatemala, nuestro sitio insignia, no puede ni medio competir con varios de los llamados Pueblos Mágicos de nuestro vecino, y precisamente por ello conforme datos del año pasado Costa Rica y El Salvador lograron mayor cantidad de turistas y mayores ingresos.

Cambiar el chip del país para adoptar, de veras, una nueva política de fortalecimiento turístico no es una cuestión aislada del Inguat y menos de cambiar un logo cada cierto tiempo, se requiere cuanto menos seguridad, infraestructura vial y de salud, pero sobre todo poblaciones capacitadas en la atención, y para ello debe invertirse en lo más importante: educación.

El Tren Maya representa que cerquita de nuestra frontera millones de turistas se movilizarán por nuevas poblaciones desde Yucatán a Chiapas. Si no encontramos la ventana de oportunidad, de seguro desperdiciaremos de manera absurda una verdadera posición geográfica envidiable. Basta imaginar qué harían las autoridades turísticas ticas si tuvieran nuestro chance.

Ahora, al pulular candidatos, sobre todos los oficialistas que con sus promesas de cambio aseguran como todo seguirá igual, es bueno percatarse que ninguno se refiere a la posibilidad de desarrollo económico y social para los guatemaltecos del Tren Maya, lo cual quiere decir que, como siempre, solo se brindan discursos de ocasión y sobre todo para sorprender al electorado capitalino.

Guatemala tiene enormes oportunidades en el desarrollo turístico, pero si no existe un cambio hacia una política clara, integral y sobre todo que implique la decisión de varios gobiernos, los mediocres resultados seguirán siendo los que marcarán la realidad. Basta ver cómo una ciudad como Quetzaltenango, por ejemplo, que crece con grandes vías, pero sin banquetas, sin señalización, con tránsitos ofuscados, sin servicios turísticos, siendo la segunda ciudad en importancia, nos brinda un mensaje desolador para las distintas regiones y por supuesto desalienta cualquier chance en Petén, Izabal o las Verapaces para ganar algún interés de los millones de turistas que podrán transitar en el tren mexicano por más de 1,500 kilómetros.

ESCRITO POR:

Alejandro Balsells Conde

Abogado y notario, egresado de la Universidad Rafael Landívar y catedrático de Derecho Constitucional en dicha casa de estudios. Ha sido consultor de entidades nacionales e internacionales, y ejerce el derecho.